24 octubre 2009

Hunted (completo) 5º libro de la saga Casa de la noche

¡¡Por fin!! Después de tanta espera llega la quinta entrega de la saga "Casa de la noche". Dicha saga a cautivado a miles de personas, me incluyo entre ellas y nos seguira conquistando con esta.


Título: Perseguida

Título Original: Hunted

Colección: La Casa de la Noche (House of Night)

Autoras: P.C.Cast + Kristin Cast

Editorial: La Factoría de Ideas

Sello: Pandora

Sinopsis:

Las buenas noticias:
Zoey ha recuperado a sus amigos.

Las malas: Los Antiguos demonios con cara de ángel.

La Casa de la Noche está en problemas. Pero cuando los problemas vienen disfrazados como la belleza personificada, ¿quién te cree? Especialmente cuando un grupo de jóvenes son los únicos que entienden la gravedad de la situación.

¿Tendrá Zoey la fuerza para revelar la verdad?

¿Qué ocurre si el chico más ardiente del mundo esconde una maldad inimaginable?, ¿ y todo lo que desea eres tú?

En el comienzo de este emocionante bestselling de la Saga de La Casa de la Noche, los amigos de Zoey están de regreso y Stevie Rae mas los novatos rojos ya no son uno de los secretos de Neferet. Pero un peligro inesperado ha surgido. Neferet protege a su nuevo y poderoso consorte, Kalona, y nadie en La Casa de la Noche parece comprender la amenaza que él representa. Kalona se ve magnifico y tiene a la Casa de la Noche bajo su hechizo.

Una vida pasada sostiene la llave que puede romper la extensión de su rápida influencia ¿pero que sucede si esta vida pasada muestra a Zoey secretos que ella no desea oír y verdades que no puede afrontar?

En la carrera por ocultarse en los túneles prohibidos de Tulsa, Zoey y sus amigos deben descubrir una forma de lidiar con algo que podría echar todo abajo. Mientras tanto, Zoey tiene otros pequeños problemas. ¿Los novatos rojos han limpiado bien? – incluso han conseguido que la oscuridad, espeluznante de los túneles se sienta más como un hogar- pero ¿son tan amigables como parecen?

En la cuestión del novio, Zoey tiene la posibilidad de hacer bien las cosas con el ex -súper-ardiente- Erik, pero ella no puede dejar de pensar en Stark, el arquero que murió en sus brazos después una noche inolvidable, siendo así impulsada a tratar de salvarlo de la siniestra influencia de Neferet a toda costa. ¿Creerá alguien que el mal tiene el poder de ocultarse entre nosotros?

Traducción sinopsis: Reprisse.

Mil gracias al staff de Dark patience por la traducción:
Nandy, Glad, Laus, Reprisse, Isabella_Cullen88, Soledad, Casey, Elena, Giselle, Erick

Descarga

Recuerdo que la próxima entrega "Temped" el 6º libro de la saga, saldrá a la venta (en Inglés) el próximo día 27 de Octubre de 2009. En breves colgaré la sinopsis y el primer capítulo también traducido por Dark Patience.

22 octubre 2009

Alas en la oscuridad (completo) por Darkness Wing


Sí!! Ya está aquí!! Todo el esfuerzo y espera han merecido la pena porque ya está aquí la primera entrega de Alas en la oscuridad. Para aquellos que no lo sepan es un libro escrito por mí (Rous) y por Caryangel. Esperamos que os guste.

Aviso: es recomendada para mayores de 18 años, tiene alto contenido erótico!!!

Lo he dicho mil veces pero otra vez gracias a todos los que nos habéis seguido por aquí y por el foro de Alishea. A todas las que nos habéis ayudado. El formato del libro y la portado vienen de la mano de Glad (gracias guapaa).


Sinopsis:


En un mundo donde los seres sobrenaturales existen, nos encontraremos con que el amor puede con todo y todos. Erika futura reina del trono de los vampiros e Izan un ángel vengador de 400 años de edad son por su raza enemigos de nacimiento. ¿Pero qué pasará cuando se den cuenta de que en realidad están hechos el uno para él otro? ¿Qué pasará cuando se den cuenta de que con quién habían estado soñando toda su vida en realidad es su enemigo mortal?

Un maleficio les unirá en el amor, todo lo demás les querrá separar.
Prefacio:

ERIKA
- No tienes por qué hacerlo.- Su mirada me atrapaba. Sus palabras salieron como simples susurros, pero llegaron a mis oídos como si estuviera junto a mí. Así le sentí. Estábamos tan lejos y a la vez tan cerca, parecía poder tocar su bella cara. Nunca había visto una imagen más bella. Su pelo estaba alborotado, su cara llena de tierra, su camisa sangrante y sudorosa, y aún así eso no hacía más que aumentar mi amor por él. Que estuviera ahí, en el mismo lugar en el que hubiera enfrentado a la muerte con la cabeza bien alta, no hacía más que partirme más el corazón. - No te condenes por mí.
IZAN
- No tienes por qué hacerlo.- Se lo dije solo a ella. Nuestras miradas estaban atrapadas en un torbellino de emociones compartidas. Su figura a la luz de la luna era lo más bonito que había visto en mucho tiempo. Eso solo me hizo desearla aún más. Su cuerpo desnudo con esa misma luz debería ser penado con la muerte. A nuestro alrededor no existía nada más. Ya no había una muerte inminente, ni una boda inesperada, ni un hermano vampiro. Solo nosotros dos.- No te condenes por mí.

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Safe Creative #0909304612943
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17 octubre 2009

Capítulo 18: Algo inesperado

¿Cómo podía ni siquiera dejar caer que Erika para mi era un simple capricho? Por supuesto que sabía lo que me jugaba con todo esto, y también ella.

- No, ella no es un capricho. Si sabes de mi maleficio sabes que llevó 3 siglos esperándola. Difícilmente a eso se le puede llamar capricho. – No podía dejar de decir lo contrario. La cara de Erika estaba iluminada con mi resplandor era tan preciosa que me cortó el aliento. Tuve que respirar para continuar.- Y sí, me convertiría en lo que más odio si eso significa tenerla para siempre, le daría todo lo que tengo y todo lo que soy.- Sí la única forma de estar juntos era que yo me convirtiera, lo haría. Vale, no sería plato de buen gusto que de la noche a la mañana sea lo que he odiado y matado toda mi vida. Pero estoy seguro que todo sería diferente entre nosotros. De hecho podría ser el marido de Erika si así lo quería ella. Erika dejó de mirarme y se volvió a enfrentar a ella.

- Basta mamá. Por favor vete a la hermandad y llévate a tu guardia contigo.- Su voz salía forzada, todos queríamos que todo esto terminase de una vez. – Aquí ya no tienes nada que hacer. Yo ya vengué la muerte de mi hermana.- Dijo agarrando mi mano.

- No, no, y no. No me iré sin ti. Tu madre o no, yo soy la reina y me debes lealtad y obediencia. Por supuesto mataré a aquel que intente ponerse entre nosotras. – Resoplé. Eran tan parecidas, eran igual de cabezotas. Ninguna daría su brazo a torcer, y por simple cabezonería esto podría acabar mal muy mal. Sus ojos fueron a parar a Nazan y Ashn – Tu, traidor.- dijo señalando a Nazan.- ¿Como osas dejar plantada a mi hija para irte con una simple hada bla...?- Su voz fue cayendo de intensidad hasta que no se la escuchó. Se quedó pálida.- ¿Eso… eso que huelo es… un bebé?- Dijo mirando a Ashn, la que cabeceó en señal afirmativa. No sé que es lo que pasó pero dejó de emitir enfado. Me enteré por el vínculo con Erika que “A mi madre siempre le habían gustado los niños. Una de sus reglas era que nunca se dañaba a un bebé o niño fuera de la raza que fuera.” Bueno eso respondía todas mis preguntas.

- Lo siento Isabella.- Dijo Nazan.- Tengo que romper nuestro acuerdo. No sabía que iba a ser padre.- Este era el Nazan que yo conocía, este hombre apuesto y caballeroso, que antepone su propia salud y vida a los demás. Ese era el Nazan ángel. Me fijé en Ashn empeoraba por segundos. ¿Estaba otra vez hambrienta?

- Por supuesto. Tienes una responsabilidad que cumplir. Ahora marchaos los dos ant…- Mi mirada no se había trasladado de Ashn. Si alguien me hubiera mirado en ese momento, sería algo así como los muñecos animados que se les salen los ojos de las órbitas. El alarido de dolor de Ashn me hizo reaccionar. Su nariz estaba sangrando… Eso solo podía significar una cosa. Miré a Erika que tenía cara de susto.

- “Mierda. Ashn se ha puesto de parto.” – Le dije a Erika desde nuestro vínculo. Lo qué de ninguna manera nos esperáramos era que Isabella se acercara corriendo hacía ella.

- ¿Qué te pasa cielo?- Dijo arrodillándose junto a ella.- ¿Qué te ocurre? ¿te duele algo?- Nazan la abrazaba por la espalda sujetándola, su torso haciendo de respaldo. La cara de Ashn estaba blanca y rígida.

- Se ha puesto de parto.- Dije en voz alta a todos los presentes.

- Pero… pero ¿cómo es posible? Solo esta de 3 meses, 4 como mucho.- Dijo Nazan mirándome por fin a la cara como el hermano que fue.

- Mea culpa.- Dije mirando al suelo. Estaba avergonzado. Tendría que haberme dado cuenta de ello.- Bebió de mí y del guardián demasiada sangre, era sangre demasiado antigua, el bebé a madurado más rápido de lo esperado.- Les miré a ambos como pidiéndoles perdón.

- Da lo mismo quién sea el culpable de esto. – Dijo Isabella quitándole hierro al asunto.- Hay que sacarla de aquí ya.- Nos dijo mirándonos a los tres.- Por si no os habéis dado cuenta llevó a doce vampiros conmigo.- Nuestras expresiones no cambiaron.- por sí no lo sabéis no somos inmune al olor de la sangre- dijo señalando a Ashn- y unida a la del bebé, serán irresistibles para nosotros. Escucha Ashn. Te llamas así ¿verdad?- le dijo acariciando su barriga

–Sí…- Hizo un parón por los dolores.- Me llamo Ashn.- Su voz se quebró en la última palabra. Un torrente de sangre empapó el vestido entre sus piernas. Se asustó. - ¿Qué me pasa?- Dijo mirando a Nazan.- No quiero que el bebé muera, haz lo que tengas… que hacer.- Su respiración se hacía más costosa. – Lo que sea. Júralo.-

- Lo juro cariño. – Dijo Nazan apartándole el pelo que se había quedado pegado por el sudor a su cara.

- No te asustes hada. Esto de la sangre es lo normal. Tu cuerpo esta expulsando parte de la sangre de la que te has alimentado por culpa del bebé.- Dijo cogiendo su mano.- Tienes que aguantar.- Le dijo en susurro.- sí comienza ahora el parto estas perdida tu y tu niño. Toda mi guardia es demasiado sanguinaria y no voy a poder contenerlos mucho tiempo. El olor de tu sangre debe de oler desde kilómetro a la redonda. ¿Me has entendido querida?-

Sentía la perturbación de Erika como si fuera mía. ¿Por qué si hace un rato nos quería matar a todos ahora quiere ayudar? Quiere protegerla. Su madre la que nunca hace nada por los demás sin algo a cambio protegiendo al bebé de un hada. Ya pensaríamos en eso más tarde.

- “Debo irme”- Le dije a Erika mentalmente. En su cara se reflejo miedo. Acaricié su cara, era tan preciosa incluso manchada y despeinada seguía siendo lo más bello que había visto en mi vida.

- “¿Por qué?”- dijo con un tono enfadado. Acuné su cara con mi mano. Y la sonreí.

- “Estas tan preciosa cuando te enfadas.”- Hizo un mohín.- “Debó llevarme a Ashn a un sitio seguro y ayudarla a tener el bebé.”- Su cara cambió de enfado a comprensión.

- “Pero… ¿Por qué tú?”- Ella acarició mi mejilla con su mano libre, en la otra seguía llevando la espada.

- “Como ha dicho tu madre, ningún vampiro va a resistir el olor.”- Me encogí de hombros.- “Recuerda Erika. Yo soy un ángel.”- Me dio una señal afirmativa con la cabeza. Y me dio un suave beso en los labios. A mi parecer duro muy poco, el mohín lo hice yo ahora.

- “El resto cuando vuelvas”- Soltó junto con una imagen mental que implicaba una cama y nosotros dos juntos en ella. No me dio tiempo a rebatirlo.

Noté la presencia de mi madre. Estaba muy, muy cerca y por supuesto no venía sola. Debía irme ya, antes de que me pillara allí y nos encontráramos en un fuego cruzado. Corrí hacía Ashn. Les mandé un mensaje a todos los que allí se encontraban no podía pararme a seleccionar mentes.

- “Mi madre llegará en un minuto. Voy a llevar a ashn a un sitio seguro para que tenga al bebé. Vosotros quedaros y luchar, volveré en cuanto pueda.”- Agarré a Ashn de la mano. Miré a Erika por última vez. “Puedes con todos”- Miré a la espada para hacerla comprender. “Confío en ti. Te amo cariño”- Y dicho eso me tele trasporté. Me hubiera gustado quedarme allí, pero sí hacía eso, Ashn y el bebé no lo contarían. Me tele trasporté al único sitio que sabía que ahora estaríamos a salvo, mi hermandad. Todos los ángeles guerreros de mi madre habían partido con ella en mi busca. Es el último lugar al que esperarían que volviera. Además en uno de los sótanos poseemos salas médicas con instrumentos para estos casos.

Aparecimos en uno de los inmensos pasillos de los niveles inferiores. Llegamos hasta la sala de curas y entré. Coloqué a Ashn sobre la camilla, en cuanto su espalda tocó el respaldo dio un grito de dolor.

- Vamos Ashn.- Dije mientras buscaba un paño. En cuanto lo encontré llené un pequeño barreño de agua tibia.- Tranquila.- Pasé el paño húmedo por su cara para limpiar el sudor frío que le recorría sus mejillas.- Todo saldrá bien cariño. -Ashn chillaba de dolor, sudaba y estaba pálida.

- Ya viene Izan. Ya viene.- Dijo en un susurro roto por el dolor. – Creo que no tiene suficiente sitio. – Sus ojos se desbordaron con las lágrimas, que quité con el paño.

- Tranquila Ashn. Todo va a salir bien, te lo prometo. – Le dije mientras le subía el vestido hasta la cintura y plegaba sus piernas como había visto en las películas. Subí el respaldo de la camilla para que pudiera verme la cara desde donde me encontraba. – Vale, en cuanto estés preparada quiero que empujes como si toda tu vida dependiera de ello.- Cogí una toalla que había doblado y colocado a mi lado para limpiar un poco toda la sangre que estaba expulsando.- Venga Ashn, eres capaz de esto. ¡Empuja!-

Costó mucho esfuerzo por su parte. Jadeaba y respiraba entre los gritos pero al final atisbé algo entre sus piernas.

-¡Aaaahh!- con último grito el bebé salió.

- Bien, bien Ashn lo has conseguido.- Dije mientras cortaba el cordón umbilical. Era una preciosa niña. La arropé en una nueva toalla. Mientras Ashn intentaba recuperar la cadencia normal de su respiración, lavé la cabeza de la niña con el paño húmedo. Era una niña guapísima con una pequeña melena rubia y unos ojos azules cielo, eran del mismo color que mi hermano Nazan. – Ashn es una niña lindísima.- Le dije mientras se la acercaba. Pero en cuanto alargó los brazos para cogerla un espasmo de dolor la recorrió. Coloqué a la niña sobre la camilla próxima bien arropada y volví a sus piernas.

En cuanto miré sabía que algo no encajaba. Puse mis dos manos sobre el vientre latía otro corazón. ¡Son dos bebés! ¿Cómo no había sido capaz de verlo?

- Vale Ashn. Quiero que vuelvas a empujar.- Le dije mientras volvía a limpiar sus piernas.

- ¿Qué… pasa…Izan?- Dijo entre jadeos de dolor.

- Viene otro. Necesito que vuelvas a empujar y todo esto habrá acabado, te lo prometo.- En cuanto sus piernas estuvieron más o menos limpias, me preparé para el segundo asalto.

Este costó mucho menos. En menos de 3 minutos tenía su cabeza entre mis manos. Con un último empujón cayó a mis manos que la esperaban. Cogí otra toalla limpia e hice lo mismo que con el anterior. Era otra preciosa niña, ésta en cambio tenía una melena lisa y morena, sus ojos eran grises con motas negras, igualitos que los de su madre. En cambio esta tenía su piel mucho más pálida, más como Nazan.

- Ashn, todo ha acabado. Lo has hecho muy bien preciosa. Se parece a ti, es tan hermosa como tú. Las dos son hermosas.- Mis ojos se llenaron de lágrimas de alivio y felicidad, había traído al mundo a mis propias sobrinas.

-Izan,- dijo con los brazos estirados para que se las acercara. Cogí a la otra niña y me puse una en cada brazo. Se las pasé con mucho cariño. En su cara se reflejaba el verdadero amor. Su mirada de admiración pasaba de una a otra como si no se lo pudiera creer.- Sois preciosas.- Dijo llorando.- No me puedo creer que seas mías.- Las besaba en sus pequeñas naricitas. Suspiro de cansancio y me miró. – Estoy tan cansada. Puedes cogerlas un rato. – Su voz se fue apagando. En cuanto se las quité de encima cayó rendida de cansancio.

Eran tan preciosas. Una de ellas tenía el mismo cabello y otra los mismos ojos que sus padres pero de forma cruzada. Algo no me cuadraba de todo aquello, ¿no se supone que los niños berrean y lloran cuando nacen? Bien ninguna de las dos había mostrado ninguna señal de incomodidad ni ansiedad. Ambas me miraban a la cara y movían los bracitos con pequeños ruiditos de alegría.

Tenía que volver al bosque para ayudar en la pelea o lo que sea que estuviera haciendo mi madre. Pero no podía dejar esto así. En una sala de al lado de la que me encontraba había un baño equipado con un precioso baño y muchas toallas, la bañera era más parecido a un jacuzzi. Dejé a las dos niñas en la camilla al lado de su madre y preparé la bañera con agua tibia. Tenía que lavar a las tres.

Volví al baño primero llevando a Ashn y luego llevando a las niñas. Desnude a Ashn y me metí con ella en el agua. Su cuerpo estaba sanando a una velocidad increíble pero antes se tenía que alimentar un poco para que todo fuera mucho más rápido. Me la coloqué entre mis piernas, mi torso hacía de respaldo para ella. La froté bien con la esponja por todo el cuerpo.

- Ashn, tienes que despertarte. – La dije suavemente. Agarré una cuchilla de afeitar que había preparado para esto y me hice una raja en el mismo lugar que había bebido la última vez. Le coloqué la muñeca en la boca.- Ashn bebe preciosa. – La dije mientras mi otra mano le acariciaba el pelo recién lavado. No se hizo de rogar, comenzó a succionar de la pequeña raja. Y como siempre pequeños espasmos de placer recorrieron mi cuerpo.

Ahora todo era diferente. Mi miembro duro se apretaba contra su espalda. Me había desnudado antes de meterme en la grande bañera. Esta vez tenía que controlarme, no podíamos sucumbir ninguno de los dos. El placer nos nublaba a ambos. Las succiones por parte de Ashn eran cada vez más profundas. Sus gemidos y los míos iban a la par. No creía que fuera a ser capaz de controlarme. La elevé con mi brazo libre. Mi erección era palpable y quería penetrarla. Mi miembro duro estaba a las puertas de lo que quería. Y entonces comenzaron a llorar. Eso me hizo abrir los ojos. Ashn había dejado de alimentarse de mí en el momento en que escuchó el llanto de sus niñas.

Mierda. Casi había sucumbido, era mucho más débil de lo que creía. Sin echarle ni siquiera otra mirada a Ashn, me levanté de la bañera para recoger a las niñas que había dejado en el lavabo envueltas en varias toallas. No le hice caso a mi desnudez, yo había visto denuda a Ashn y ella me había visto a mí, punto. Y las cogí a ambas, eran guapísimas. Me acerqué a Ashn que se despejaba aún en el agua.

- Tengo que volver al bosque.- Dije pasándole una de las niñas desnudas. En cuanto las separé comenzaron otra vez a lloriquear. Me metí otra vez en la bañera con una de las niñas. Me coloqué justo al lado de Ashn, que miraba embelesada a sus bebés. Las bañamos y las limpiamos, eran aún más guapas.- ¿Has pensado como las vas a llamar?- Dije jugueteando con una de sus manitas.

- ¿Eh? A sí claro el nombre.- Me dijo mientras toqueteaba a una de las niñas.- Pues es que no tengo ni idea. Ni siquiera sabía si iba a ser niño o niña y mucho menos me pensaba que fueran a ser dos. - Dijo mirando a la pequeña que tenía en brazos.- Si hubiera sido un niño le iba a poner Nazan. Pero me he quedado en blanco con estas dos bellezas. - Dijo mientras frotaba su nariz con la del bebé que tenía en brazos.- se giro para mirarme a la cara.- Izan ¿sabes si hay algún nombre que le guste especialmente a tu hermano? - me dijo buscando una respuesta en mi cara. Lo pensé. Sabía un nombre que iba perfecto para una de ellas y que le encantaba a mi hermano.

- Uno de sus nombres favoritos es Rous. – Evalué a ambas y volví a probar. – Rous.- La bebé que tenía en brazos Ashn hacía pequeños ruiditos cuando decía el nombre.

-Perfecto, entonces esta niña morenita tan preciosa se llamara Rous ¿Te gusta pequeña?- le dijo jugueteando con ella. Por lo visto le había gustado el nombre. Tiene los mismos ojos que su madre. – Izan, - dijo girándose para mirarme.- me gustaría que le pusieras nombre a la que tienes en brazos. Nunca te podré agradecer todo lo que has hecho por nosotras.- Me quedé mirando a la niña que tenía en brazos. ¿Qué nombre le iría?

- Muy bien rubita guapa, te llamarás… Caryan.- le dije dándole toquecitos en la nariz.- espero que te guste pequeñina. ¡OH dios! Ashn ¿has visto eso?- La niña me estaba sonriendo.- ¡Me ha parecido que sonreía! Es imposible apenas tienen una hora… - dije mirando a ashn estaba sorprendido juraría que la pequeña caryan se había reído.

- Bueno Izan, ten en cuenta que las hadas crecemos mucho más rápido que vosotros o los vampiros. Nuestro crecimiento es el más rápido de todos los seres sobrenaturales. Más o menos a la semana ya gateamos, nuestra maduración es muy rápida hasta los 25 años, y a partir de ahí se ralentiza. El problema es que no estoy muy segura de cómo reaccionaran los genes de Nazan en todo esto, tiene tanto de ángel como de vampiro.-Se levantó de la bañera y salió de ella. En cuanto las dos niñas se separaron un poco comenzaron a lloriquear ambas estirando sus manitas hacía su hermana.

-Ya, ya. Roro ¿qué te pasa cariño?- dijo Ashn meciéndola en sus brazos.- No llores tu hermanita no se va a ningún sitio, está con el tío Izan. – Me miró con una sonrisa de felicidad. Nunca en mi vida había visto tanta felicidad en su cara, creo que se podía palpar en el ambiente. Entonces suspiré.

- Ashn escucha tengo que irme al bosque no se que estarán haciendo Nazan y Erika, pero creo que nada bueno si está mi madre de por medio. – Salí de la bañera dejé a la preciosa Caryan en brazos de su madre y me vestí. – Quédate aquí si quieres, mi habitación solo está a tres puertas sin contar esta.

Las bese a las tres y me encaminé al pasillo. Tenía que ir a por armas para la gran batalla. Pero antes quería intentar algo. Sí estaba en lo cierto el vínculo mental entra Erika y yo era muy fuerte, tendría que ser capaz de comunicarme con ella sin ningún problema. Me concentré en ella.

- “Erika. ¿Todo bien?”- La dije con angustia

- “¿Izan? ¿Izan? ¿Eres tú?”- Me dijo con la voz entrecortada, como sí fuera sometida a un esfuerzo físico importante.- “Tienes que venir aquí en seguida. No sé si voy a poder aguantar mucho más.”- Intenté algo nuevo. Intenté ver por sus ojos, ver lo que ella estaba haciendo. La vi levantar la espada una y otra vez pero siempre se adelantaban a su ataque. El atacante estaba ganando terreno. Pero lo veía demasiado distorsionado, como si de una televisión se tratara. Me concentré en ver la cara de la persona con la que estaba peleando con uñas y dientes contra Erika.

Mierda, la persona con la que estaba luchando era mi madre.


Chic@sss!!! Ya solo quedan dos capítulos para acabar el libro!!! Y vaya dos capítuloooss!!! En cuanto termine de colgar este, comienzo a colgar el segundo, aunque con ese iré más despacio, ya que está en proceso!!

Espero impaciente vuestros comentarios!! Necesitamos saber vuestras opiniones ya sean negativas como positivas, cosas que no os parecen bien, o cosas que os gustaría que cambiase!! Todo es bien recivido para poder modificar y mejorar!!

Muchos besitos!!
Rous

Capítulo 17: La verdad

Sus labios se sentían tan bien en los míos, me hubiera encantado poder estar a cientos o miles de kilómetros de allí nosotros dos solos. Necesitábamos tocarnos y besarnos como necesitamos el aire para respirar. Sus sensaciones se unían a las mías a través de nuestra mente. Suspiré. Había escuchado miles de veces en miles de películas románticas: “Sí estamos juntos todo irá bien”. ¿Y qué pasaba? Por supuesto todo salía al revés, esta no tenía que ser una excepción, pero ni de coña esa frase iba a salir de mi boca.

Lo único que tenía seguro es que pasase lo que pasase no quería que muriera bajo ningún concepto, ¿Cómo sobrevivir sin esto? Nuestra unión era lo único que nos mantenía de una pieza. Mi corazón aullaba de dolor por mi hermana y a la vez gritaba al amor de Izan.

Mi brazo se había acostumbrado al peso de la espada y se sentía cálida bajo mi mano. Y no estaba loca, la espada me mandaba pequeñas vibraciones de la situación, incluso estoy segura de haber matado a uno de los ángeles tal y como ella ha querido que lo hiciera.

Pero nada de eso importaba, lo único que ocupaba mi mente era esos labios en los míos. ¿Cómo se sentirían por mi cuerpo? Puede que no llegara a saberlo nunca. Obtuve un estremecimiento en mi cuerpo, la desesperación se comenzaba a manifestar, le necesitaba ya conmigo. En cuanto fui a probar su lengua, esa lengua tan exquisita y asombrosamente sensual, la espada vibró en mi mano.

- Vaya, vaya, vaya.- “mierda” me dije mentalmente. Mi madre hizo su aparición estrella. Me separé de los labios de Izan con todo mi pesar. Pero no solté mi agarre de su mano.

- “Pronto”- Le dije a Izan por nuestro vínculo. Sabía perfectamente a qué me refería. Necesitábamos algún tiempo para nosotros a solas… sí salíamos de esta claro. Su mano me dio un apretón cariñoso en señal afirmativa. Sabía que él lo estaba deseando tanto como yo. Tuve que menear la cabeza de un lado a otro para despejarme.

Apareció entre árboles acompañada con un batallón de vampiros. Se había cambiado de ropa desde la última vez que la vi. Se había puesto un vestido griego rojo atado por un broche a su hombro y qué caía hasta los pies. Sus ojos nos miraban con rabia contenida, esos ojos exactamente igual de verdes que los míos.

- Ma…má- Le dije con la voz ronca. Su enfado fue en aumento al percatarse de que nuestro agarre no se interrumpía. Pero era extraño, su enfado me llegaba pero no me afectaba como siempre, claro que ella aún no había visto mi poder, el de Izan y el de la espada unidos.- No tendrías que haber venido.- Eso la pilló desprevenida.

- ¿Qué no tendría que haber venido? ¿Me lo estás diciendo en serio Erika?- No esperó una respuesta por mi parte.- ¡¡Ha matado a tu hermana!!- Gritó señalando a Izan. Su enfado iba en aumento a cada segundo. Se iba a repetir la escena de mi habitación, pero creo que esta vez no iba a pararse en lo de golpear.

- No, mamá. No ha sido Izan el que…- No me dejó acabar. Quería un culpable y quería venganza, le daba lo mismo que no hubiera sido él, se cómo iba a acabar esto. Mi enfado y mi poder aumentaron haciendo frente al de mi madre.

- ¿Estás protegiendo al asesino de tu propia hermana?- Su pelo moreno hasta la cintura se encontraba a su alrededor flotando en el aire. Y entonces se le iluminó la cara y miró a Izan.- ¿Qué le has hecho?- le gritó.- ¿Un conjuro? ¿Un maleficio?- Me hizo recordar una conversación pendiente con mi madre. Con cada pregunta nos llegaban ondas de poder que nos desplazaban un poco hacía atrás.- ¡Confiesa maldito!- Se qué iba dirigido a Izan pero ambos lo notábamos de la misma forma debido a que estábamos unidos.

- ¡Basta mamá! – La dije gritando también, a la vez que colocaba delante de Izan con la espada en mi mano. Mi poder también había crecido y mi furia le hizo retroceder como ella hace un instante. Su cara se volvió pálida y sus ojos estaban fijos en la espada. Ahora sí que tenía toda su atención.- Izan no ha matado a Pamv.- Le dije con los dientes apretados y señalándola con la espada.- Y no te atrevas a decir lo contrario.-

- Erika…- Dijo con la voz más calmada.- ¿Dónde… has conseguido esa espada?- Era la primera vez que veía a mi madre dudar. Me miraba con el ceño fruncido.

- ¿Y eso qué más da? – Dije quitando hierro al asunto.- Quiero que me cuentes todo lo referente al maleficio.- Su cara ya pálida se quedó rígida.

- No sé… de qué me hablas.- Me dijo en un susurro. ¡Pero tenía morro la tía!

- Sabes perfectamente de lo que te hablo. – Ella seguía negando con la cabeza.- ¿Me vas a hacer sacártelo a la fuerza, mamá?- Su cara se volvió confiada.

- Sabes que nunca llegarías hasta mí. – Dijo echando una mirada a su batallón. Serían alrededor de unos 12 vampiros.

- Ponme a prueba.- Agarraba la espada con más fuerza. La espada estaba preparada para esta batalla y así me lo hacía saber, pero… ¿era capaz de luchar contra mi propia raza?

- Basta Erika, no seas insolente. ¿Matarías a los tuyos por defender a un enemigo?- No le contesté por supuesto otra de sus preguntas retóricas. Si tenía que hacerlo lo haría, pero me dolería matar a mis iguales.- ¿Es que no te basta con que haya matado a tu hermana?- Dijo volviendo a señalar a Izan. Su enfado iba en aumento, claro que el mío también y no me iba a temblar la mano por defender a mi ángel.

- Si madre, lo haría.- En su cara se refleja el golpe bajo que acababa de recibir. Y ella también se dio cuenta de que cambié su apodo normal al apodo que usaba cuando me enfadaba de verdad, “madre”.- Pero no quiero luchar contigo. Lo único que quiero es saber la verdad sobre el maleficio.- baje un poco la espada. Siempre había sido capaz de leer muy bien las expresiones de mi madre. Me miraba con asombro, supongo que se había dado cuenta de qué espada estaba sujetando y que la espada no me dominaba. Su cara cambió al miedo. Se quedó meditándolo durante un tiempo y por fin tomó una decisión.

- Muy bien te lo contaré. Con una condición.- Le di una señal afirmativa.- Que antes me digas como has conseguido la espada y de dónde diablos la has sacado.

- Antes de que llegarais y que llegaran los ángeles. Vinieron Loren y Virgin, la traían con ellas.- La dije mirando la espada con fascinación. Era el arma más perfecta y bonita que había visto en mi vida.- Según me contaron la sacaron del límite de los mundos.- La volví a mirar a la cara.- Con ella mataron a Pamv.- Le dije en un susurro.- Pero no te preocupes la cogí y mate a Loren.- Le dije encogiéndome de hombros. Me miró fascinada y luego horrorizada.

- Hija, no digas tonterías. Eso es imposible. Sí hubieras matado a alguien con esa espada- dijo señalándola- te habría dominado, y por lo que veo no solo has matado a Loren, sino que también a unos cuantos ángeles.- Se quedó pensativa después de que no le rebatiera su razonamiento.- ¡¡Me estas mintiendo!!- Su grito nos llevó unos centímetro hacía atrás. Su furia comenzaba a alzarse otra vez. La única diferencia es que solo eran dirigidas a mí, por mis supuestas mentiras.

- ¡¡No te estoy mintiendo!!- Le dije pagándola con la misma moneda, mi poder se alzó hasta llegar a ella, que tembló un poco por mi fuerza.- Al principio- comencé a relatarle- me dominó sus ansías de sangre y dolor. Pero… – mire a Izan - gracias a Izan volví a ser yo misma y la pude controlar.- Volví la mirada a mi madre.- Nuestro amor me hace no sucumbir a la oscuridad. Y de verdad que hubiera sido tan fácil…- Dije en un susurro. Mi madre seguía teniendo esa mirada escéptica en su cara. Bien ya me había cansado. Me solté del agarre de Izan con todo el pesar de mi corazón y me acerqué hasta mi madre.- Si no lo crees míralo tu misma.- Le dije levantándome la manga y ofreciéndole mi muñeca. Si bebía de mi sangre sería mucho más rápido, ella lo sabría todo de inmediato.

- Pero que dices Erika. – Dijo retrocediendo un paso.- No te voy a morder, no quiero beber de mi propia hija.- Cuando me lo dijo sentí alivio, ya que no solo podría ver el encuentro con Virgin, sino que podría ver cualquier encuentro. Incluyendo los que había tenido con Izan.

- Vale yo ya te he contado la verdad aunque tú te niegues a aceptarla. Ahora es tu turno. Quiero la verdad sobre el maleficio.- Dije con dureza. Aún así era mi madre así que añadí.- Por favor.- le dije mirándola. La guarda de mi madre estaba en su retaguardia preparada para el ataque cada minuto que pasaba la tensión entre todos aumentaba un grado más y así lo notaba en la vibración de la espada, preparada para el ataque. Mi madre suspiro y comenzó la historia. Miraba a todos los lados menos a mí.

- Muy bien te lo contare todo. Sólo te pido que no me interrumpas.- Le hice saber que lo iba a cumplir y continuó.- Cuando naciste celebramos tu nacimiento por todo lo alto, es una tradición que cuando nace el primogénito de los reyes todos los seres oscuros del mundo le rindan lealtad y respeto. La ceremonia iba perfecta hasta que esas dos aparecieron, en cuanto pusieron sus ojos en ti sabía que algo iba a ocurrir. Se plantaron delante de ti como abstraídas.- Tenía toda mi atención en la historia, me moví hacía atrás hasta volver a quedar junto a mi ángel. Esto de una forma u otra nos iba a salvar o a condenar a ambos. – Siempre has sido bella. Bueno en cuanto Virgin posó sus ojos en ti sintió celos por lo que un día ibas a llegar a ser.- Bajo su mirada.- Ni siquiera me dio tiempo a pensar. En menos de lo que tarde en parpadear estabas rodeada de una neblina oscura y densa. No me dio tiempo a darme cuenta de lo que pasaba, ella te había echado un maleficio.- Levantó la mirada hasta mí. Su mirada me mostraba que ella me había fallado ¿Pero cómo podría haberlo sabido? – Las cogimos como pudimos, esas dos son los seres más escurridizos que me he encontrado. En cuanto las tuvimos en nuestro poder, tu padre y yo obligamos a Virgin a decirnos que te hizo. Ni siquiera nos hizo falta amenazarla o torturarla, estaba orgullosa de lo que había hecho. – Se aclaró la voz y continuó de nuevo.- El maleficio al que te había condenado era el sufrimiento eterno de amor y deseo.- Nos miró a ambos, como si necesitara de nuestra aprobación para continuar.

- ¿Qué? – Le dije a mi madre.- Continúa.

- Verás ellas habían visitado anteriormente a un oráculo. A un oráculo oscuro. Que predijo que tu amor verdadero, tu otra parte, era un ángel. Por supuesto no tenían ni idea de qué ángel estaba predestinado a ti. Así que, te maldijeron en consecuencia. El amor y el deseo al final acabarían matándote si no llegabas a encontrar a tu amor verdadero, condenada a buscarlo de por vida. Pero que aun encontrándole vuestro amor estaba condenado al fracaso. Ellas sabían todo eso y planearon todo de antemano. En cuanto supe lo que hicieron contigo busqué a los mejores brujos, brujas y hadas oscuras, pero todos concordaron en que no había ningún contra maleficio. – Suspiró.- No sé porqué no las mate cuando pude, supongo que pensé que si no las mataba todo esto podía ser reversible. Las desterré. – Miró a Izan.- Lo que nunca imaginé es que fueras tu el ángel entre todos los ángeles.

- ¡Madre! ¿Me estás diciendo que todo este tiempo has sabido del porqué de mis sueños?- Esos sueños fueron mi verdadero quebradero de cabeza durante toda mi adolescencia. Le pregunté miles de veces a mi madre que significaban y siempre me dijo que no lo sabía.- ¿También sabías que me iba enamorar de un ángel y nunca tuviste cojones a decírmelo? – Mis ojos se estaban llenando de lágrimas por la propia rabia. Mi madre me había visto sufrir durante tantos años y no había hecho nada. Mi cabeza era un hervidero de pensamientos, demasiada información importante para asimilar en una sola noche. Mi poder se estaba desbocando solo, estaba comenzando a sentirlo bajo mi piel como si viajara por mis venas.

- Hija, escúchame.- Mi rabia me nublaba. Pero respiré hondo para aplacarla un poco. Izan me rodeo con su brazo, parecía absorber algo de mi furia. – Lo… lo siento tanto. Yo de verdad que no quería que sufrieras, por eso te busqué un marido. Tenía la esperanza de que te enamoraras de uno de tu clase y no de un ángel.- Podía sentir el dolor, la pena y el sufrimiento de mi madre desde donde me encontraba.

- Vale mamá. Te creo.- Su cara se alegro con esas palabras.- Pero – dije antes de que se hiciera ilusiones - no puedes esperar que me case con nadie sintiendo lo que siento por Izan. En todo caso me casaría con él.- Dije mirándole con una sonrisa.- lo comprendes ¿verdad?- Volví a mirar a mi madre.- No quiero hacerte sufrir, pero no me casaré con nadie que no sea mi ángel.- Esperaba que me comprendiera, que comprendiera que todo esto en el fondo se nos escaba de las manos a ambos. Nos amábamos y ya no había mucho que pudiéramos hacer. Mi madre volvió a su cara de madre y no había nada de comprensión en ella.

- ¡Basta de tonterías Erika! Vas a volver ahora mismo conmigo a la hermandad de la luz.- Su rabia aumentaba poco a poco, pero estaba loca si pensaba que la iba a hacer caso.- No dejaré que te eches a perder por un ángel. Él no es de tu posición pero si…¡¡ni siquiera es de tu raza!!- En ese último gritó su rabia alcanzó un punto máximo y nos mandó a Izan y a mi hacía atrás como antes. No se lo que tenía en mente pero miró a Izan.- Y tú, ángel – la última sonó más como un insultó que como un simple apodo.- ¿Estarías dispuesto a cambiar por ella? ¿Estaría dispuesto a convertirte en lo que más odias? – Le miraba con diversión. Izan, mi precioso ángel convertido en un vampiro. Solo de pensarlo me sonaba a aberración. Pero mi madre continuó.- Sé lo de tu maleficio.

- ¿cómo es posible que lo sepas?- Le dijo Izan con sorpresa.

- Digamos que en tu hermandad tengo oídos. No todo es lo que parece. – Lo decía con una sonrisa. Izan se quedó pensativo.

- “Es Nala. La pelirroja, la qué me recogió aquella noche.” Me dijo por nuestro vínculo. “Los únicos que lo sabíamos éramos Nala, Alishea, mi hermano y yo.” Toda la carnaconversación estaba teniendo lugar sin que mi madre lo supiera. Y por supuesto me encantaba sorprenderla.

- ¿Desde cuándo trabaja Nala para ti?- Mi madre se quedó blanca, no se esperara que lo supiéramos.

- Ese no es el tema ahora.- Contestó mi madre recuperándose.- Lo importante es – volvió a mirar a Izan- ¿Vas a poner todo el mundo de la luz en peligro por un capricho de una noche? Porque supongo que Erika lo sabe ¿no?- Izan negó con la cabeza. ¿Qué es lo que no sabía?- ¿Erika no sabe que aquella que te haga sucumbir a los placeres carnales obtendrá todos tus secretos?- Izan seguía negando con la cabeza.

- No, ella no es un capricho. Si sabes de mi maleficio sabes que llevó 3 siglos esperándola. Difícilmente a eso se le puede llamar capricho. – Me miró con ternura y amor.- Y sí, me convertiría en lo que más odio si eso significa tenerla para siempre, le daría todo lo que tengo y todo lo que soy.- Me acarició la cara. Eso sí que era una promesa de amor. Me costó romper con el contacto visual de Izan. Era tan placentero observar su cara mientras el observa la mía. Me volví a encarar a mi madre, estaba más que cansada de todo esto, lo único que rodeaba a mis pensamientos eran imágenes donde intervenían Izan y una cama. Suspiré derrotada.

- Basta mamá. Por favor vete a la hermandad y llévate a tu guardia contigo.- No quería que sonara como una orden si no como una petición amable, pero me costaba mantener la compostura, me apetecía gritarle hasta quedarme afónica. – Aquí ya no tienes nada que hacer. Yo ya vengué la muerte de mi hermana.- Dije agarrando la mano de Izan.

- No, no, y no. No me iré sin ti. Tu madre o no, yo soy la reina y me debes lealtad y obediencia. Por supuesto mataré a aquel que intente ponerse entre nosotras. – Paseó su mirada por la escena y debió de fijarse que Ashn y Nazan permanecían juntos abrazados bajo un árbol. Ambos miraban lo sucedido desde una distancia prudencial. – Tu, traidor.- dijo señalando a Nazan.- ¿Como osas dejar plantada a mi hija para irte con una simple hada bla...?- Su voz fue cayendo de intensidad hasta que no se la escuchó. Se quedó pálida.- ¿Eso… eso que huelo es… un bebé?- Dijo mirando a Ashn, la que cabeceó en señal afirmativa. Mi madre se quedó pensativa. Su furia disminuyó hasta el mínimo. A mi madre siempre le habían gustado los niños. Una de sus reglas era que nunca se dañaba a un bebé o niño fuera de la raza que fuera.

- Lo siento Isabella.- Dijo Nazan solemne.- Tengo que romper nuestro acuerdo. No sabía que iba a ser padre.- Añadió con una sonrisa mirando a Ashn. Ashn tenía mejor aspecto pero su piel había vuelto a ponerse pálida y enferma.

- Por supuesto. – Le dijo mi madre en señal afirmativa. – Tienes una responsabilidad que cumplir. Ahora marchaos los dos ant…- En ese mismo instante resonó en todo el bosque el grito de dolor de Ashn que se agarraba la barriga con ambas manos. Todos nos quedamos horrorizados con el grito. Izan me miró.

- “Mierda. Ashn se ha puesto de parto.” – Dijo Izan desde nuestro vínculo.

10 octubre 2009

Capítulo 16: La espada virgen

Mi poder celestial me rodeaba, mis alas estaban desplegadas en todo su esplendor. Cuando mi poder se levanta me rodea y en ocasiones me ciega, por eso no vi la espada volar hacía mi hermano. Me pareció algo así como un espejismo, en un momento Nazan intentaba recoger a Ashn del suelo y al siguiente la espada virgen de Virgin estaba clavada en Pamv. Pero lo más sorprendente es que Pamv se encontraba en brazos de Erika. ¿Desde cuándo se podía tele trasportar? Nunca había escuchado que un vampiro lo pudiera hacer.

- ¡¡¡Noooooo…!!! – Ese grito me partió en alma, nos dejó a todos en nuestros sitios. Su poder era de tal intensidad que estábamos todos paralizados. El grito resonó en nuestras cabezas y estaba seguro de qué se había escuchado en kilómetros a la redonda.- Pamv, Pamv ¿Pero qué has hecho?- Desde mi distancia no hubieran tenido ningún sentido esas palabras, pero de alguna manera su poder nos estaba haciendo partícipes de todo su dolor. Le debíamos de sumar que su dolor en condiciones normales sería mi dolor, ahora mi corazón estaba roto por el suyo. La mecía entre sus brazos como si de un bebé se tratase, sus lágrimas caían sin un destino fijo en un torrente por sus preciosas mejillas ahora bañadas de sufrimiento. Me buscó con la mirada.- Izan, por favor…- No debería de haber escuchado ese susurro pero de alguna forma le escuchaba alto y claro, como todos los demás. En estas condiciones le daría lo que fuera por evitarla aunque fuera un poco de sus dolor, daría mi vida si eso lo arreglaba todo.- Izan, tú puedes curarla.- Por supuesto, le podía dar todo menos eso.

- No puedo, cariño. – Me fue acercando a ellas. Virgin y Loren se encontraban a mi espalda, pero de una forma u otra el dolor de Erika las tenía atrapadas, ahora no eran un peligro.- Lo siento tanto…- las lágrimas se acumulaban en mis ojos. Joder, cuatro centímetros más abajo y si que hubiera podido curarla.- Le ha perforado en corazón, no puedo hacer nada por ella.

- Pamv, Pamv, te pondrás bien hermana.- Le dijo en un susurro casi incomprensible. Seguía meciéndola en sus brazos. Estábamos todos concentrados en ellas. El poder de Erika era tan atrayente… nos tenía en sus redes a todos. Le limpió la boca con su manga. Y Pamv comenzó a hablar.

-Er...ika, lo siento, lo he estropeado todo.- En ese instante fue cuando me derrumbé. Por supuesto nadie se dio cuenta de ello. Su dolor me consumía peor que a los demás. Mi poder estaba fluctuando hasta que mis alas de volvieron a plegar y mi resplandor se apagaba. ¿Qué ocurría? Escuchaba a Pamv toser y un torrente de sangre se precipitaba de su boca.- No podía…no podía dejarle morir… Lo entiendes ¿verdad? - “Le amaba” concluyó mentalmente.

Sus ojos estaban anegados en lágrimas qué no tenían fin. No tengo ni idea de cómo lo consiguió pero Nazan se sobre puso a su atracción.

- No hables, por favor.- Dejo mientras se arrodilaba justo en frente de Erika.- Pamv, te pondrás bien.- Le dijo acariciando su mejilla.- Nunca, ¿me escuchas?, nunca podré agradecerte lo que has hecho por mi.- Y la besó.

En cuanto se levantó de aquel beso sus labios habían quedado pintados con la sangre de la boca de Pamv. Para Erika no había nada más que su hermana, su mirada fija en su cara. Las lágrimas de su dolor caían de forma intermitente al cuerpo de Pamv, que poco a poco se estaba apagando de vida.

Todos nos dábamos cuenta de qué su tiempo estaba llegando a su fin. Estaba aterrorizado, el poder de Erika era cada vez más imponente y atrayente. Pero lo que más me horrorizaba era que era un poder oscuro y cruel, no era el poder de mi Erika era el poder de la vampira Erika. Esa que había matado durante años a mi raza, aquella qué mató al hermano de Nala, aquella qué me había buscado para matar, aquella que yo quería matar. Podía sentir todo aquello que sentía Erika, podía darme cuenta de qué todo esto no iba a llegar a ningún sitio.

El odio me sacudió entero, la desesperación hacía mella en mí como lo hacía en Erika. Nada de amor, ni ternura, ni cariño tenían cabida en su interior en este instante. Rabia. Odio. Rabia. Odio. Mis fuerzas fueron fallando, ahora solo era un ángel en la oscuridad, mis poderes se habían ido en cuanto el amor abandonó el cuerpo de Erika.

Un grito de rabia resonó en todo el bosque, Pamv se había ido dejando solo los recuerdos. Sé que todos estábamos temiéndola. Su propio pelo levitaba a su alrededor sin gravedad, sus ropas también incluso no estaba muy seguro de sí estaba andando a unos centímetros del suelo o sobre él. La espada Virgen estaba en su mano, el poder de esta más el de Erika, hacían un dúo que prometía venganza.

- Tú pagarás las consecuencias de esto.- Dijo apuntando a Loren. Su voz era algo estridente y terrorífico. Todo su yo había sido trasformado en un monstruo. Ni siquiera se lo pensó, en un instante la espada estaba en su mano y al siguiente atravesaba su corazón. Loren se desvanecía casi al instante.

Esto tenía que parar. Sí las historias eran ciertas aquel que poseyera la espada Virgen y matara a repetidas personas con ella le dominaría la ansía de matar. Erika no necesitaba mucho incentivo para seguir con su plan. Había que detenerla, había que hacerle recordar quién era en realidad.

Anduve como pude hacía ella, mis movimientos eran torpes y débiles. No me quedaba mucho tiempo.

- Basta cariño, por favor.- estaba casi a su espalda.- Si sigues matando te dominará su ansia de matar, recuerda quién eres.- Casi podía sentir su calor, intente agarrarla por detrás y abrazarla, pero ella ya estaba haciéndome frente. Su cara era una máscara de crueldad y maldad. Esta no era mi Erika. Y entonces con el brazo libre me golpeó, haciéndome caer de espaldas tres metros para atrás.

- Recuerda. Yo era así antes de conocerte.- Casi me escupió las palabras.- Y ahora qué, mírame, ¿Pidiéndole a un hada oscura que no use la espada por qué podría morir mucha gente?- Dio una risa seca y sin humor.- Mira en lo que me habías convertido, esa no era yo. Esta es la verdadera Erika, la hija de Isabella y la futura reina de los vampiros.- dijo en un grito. Estaba tan horrorizado, mi garganta estaba seca. Ya no había vuelta atrás, todos e incluido yo íbamos a morir por esa espada.

Mis ojos no daban crédito a lo que veían y mi cerebro tardó en asimilar todo esto. Tenía que haber una solución. No iba a morir sin pelear de eso estaba seguro, tenía que devolver a Erika su humanidad, nuestro amor, su cariño, su pasión… Pero estaba ten débil. Sé que ya no resplandecía, no había ningún resplandor en mi cuerpo, todo mi poder se había esfumado. Estaba totalmente seguro de qué no iba a tener la fuerza física suficiente como para poder pelear con ella, pero algo sí que me quedaba, nuestro contacto mental. No tenía que concentrarme mucho, sabía perfectamente cuál era la ruta a seguir hasta su mente.

Comencé mandándole los sentimientos qué me abrumaban cada noche desde hace 300 años cuando la veía en mis sueños. Seguí con la primera vez que la vi en el bosque, el placer cuando se alimentaba de mí. Le relaté como en mi sueño ella lloraba por mi ausencia pensando que me había matado. Lo bella que la encontraba bajo la luz de la luna. Lo orgulloso que me sentí cuando dio su libertad por mi vida. El sentimiento de alivio al verla esperándome para fugarnos y por último nuestro primer beso. No sé cuánto tiempo estuvimos así pero sé que estaba más cerca del desmayo cada minuto que pasaba. Volqué en mis pensamientos todo el amor, la ternura, el cariño, la pasión, el anhelo del qué fui capaz. Y justo cuando pensé que nada de eso era suficiente para hacerla volver a mi lado, gané algo de fuerza.

Sonó un ruido sordo. Me atrevía a mirarla. Estaba a 2 metros escasos míos, se encontraba de rodillas y su mirada fija en la mía. La espada aún colgaba de su mano y su aura era aún poderosa y oscura. Pero su me miraba horrorizada. Había encontrado una grieta. No desperdicié la oportunidad.

Me puse de rodillas y me arrastré hacía ella. Ella no se movía, ni siquiera estaba seguro de que respirara. Temía su estado, pero debajo de todo eso se encontraba la persona a la que amaba, a la que amo y que pase lo que pase la amaré. La besé.

En cuanto mis labios tocaron los suyos su cuerpo se relajó bajo mi toque. Este beso fue una mezcla de los dos anteriores. Había pasión, amor, ternura, cariño, perdón, pero ante todo era un beso de curación. Sonó el ruido de un metal contra la tierra, la espada había caído al suelo desde su mano. Mi cuerpo estaba recuperando su resplandor y su aura estaba desapareciendo. Su cabello cayó sin vida contra su espalda y mis manos enseguida la abrazaron. De mis ojos caían lágrimas de felicidad y ella había comenzado a llorar también.

En el momento en que el poder oscuro se desvaneció, la voz de Virgin se escuchó alta y clara.

- Erika, me las pagarás. Todo ha comenzado, los vampiros vienen hacía acá creyendo que un ángel a matado a la hija de la reina. En más concreto creen que has sido tú Izan. – Dicho eso desapareció.

Interrumpimos el beso pero no el abrazo. Nos pudimos de pie pero sin dejar de tocarnos, como si el simple hecho de tocarnos fuera a solucionar todo esto.

- Casi te pierdo.- la dije en un susurro. Y casi al mismo tiempo que hablaba aparecieron quince ángeles de la guardia de mi madre.

Mierda. Me había olvidado por completo de la amenaza de mi madre. Ya habían llegado y lo qué es peor la guardia de Isabella también venía hacía el bosque. ¿Cómo se había liado esto?

En el fondo daba lo mismo como se había liado lo más importante era que la única salida que teníamos era luchar. La guerra había comenzado. Mis ojos evaluaron nuestras opciones nosotros éramos 3 contra 15. Erika fue más rápida que yo.

- “Nazan llévate a Ashn ¡ya! Escóndela en el bosque y nosotros intentaremos levantar un conjuro de protección hacía ella para que nadie la encuentre.”- Resonó en mi cabeza. Claro no había dejado de estar conectada a ella mentalmente, unido a que nuestras manos estaban conectadas.

El líder de la guardia se adelantó. Por supuesto le conocía, mi madre no se andaba por las ramas era su mejor soldado. Mediría alrededor de los 2 metros, sus espaldas eran tan anchas como 2 de nosotros juntos. Su pelo rubio hasta los hombros lo llevaba recogido en una coleta a su espalda. Su arma, una espada celestial, estaba preparada en su mano.

- Tu madre nos manda para llevarlos de vuelta a la hermandad celestial.- me dijo el líder de la guardia de mi madre.- Hemos recibido órdenes de matar a los que se resistan. Sea quien sea.- Me miraba de frente. Era extraño aún así, Erika y yo podíamos palpar su miedo. Tanto Erika como yo éramos conocidos por todos, y por supuesto todos los que allí se encontraban sabían perfectamente quienes éramos. Su mirada se movió a nuestras manos unidas y palideció.

- Lo siento pero nadie va a ir a la hermandad. Y no tengo la intención de dejar que lastiméis a nadie y mucho menos de matar a ninguno de nosotros. – Quería dejar claro eso. No nos dejaríamos mangonear y menos por Alishea.

Sentí a Erika agacharse. En cuanto la miré me devolvía la mirada con una sonrisa, en su mano libre sujetaba con fuerza la espada Virgen.

- Marcharos.- Dijo desviando la mirada.- La guardia real de mi madre Isabella viene hacia aquí, no queremos comenzar una guerra inútil, largaos.- les dijo Erika apuntándolos con la espada.

- No.- Dijo el guardián negando con la cabeza.- Tenemos órdenes y debemos cumplirlas, y esa es mi última palabra.- y en el momento en que terminó la frase, se lanzó a por Nazan que andaba ya hacía las profundidades del bosque con Ashn en brazos.

Nazan dejo caer a Ashn al suelo la cual soltó un grito estrangulado de dolor. Había olvidado por completo al bebé.

- “El bebé”- me comuniqué con Erika. Ella no me miró seguía apuntando a la guardia con la espada pero movió su cabeza afirmativamente para darme el visto bueno.

- Moveros y os mato.- Dijo mientras me soltaba de su mano y me dirigía hacía Ashn.

- Ashn, ¿estás bien?- Le dije poniendo mi mano en su tripa- ¿necesitas comer?-

- Me duele, izan- dijo con voz estrangulada.- mi bebé se muere. Necesito más sangre. Nazan a intentado darme la suya pero no la asimila. – Su cara estaba blanca y sus labios cada vez más azules.

- Cielo no te preocupes yo te voy a dar sangre de ángel si es lo que mi hijo quiere.- le dijo mi hermano que peleaba con el líder de la guardia. Por supuesto no hay rival para mi hermano al igual que no lo hay para mí. En menos de un minuto había cortado su yugular.

- Vamos pelele. Ahora harás algo útil. Serás la cena de mi futura esposa.- Dijo giñando un ojo a Ashn. La mirada de Ashn era de amor, pero entonces sintió horror cuando se dio cuenta de que se tenía que alimentar de ese ángel medio muerto. - Come cielo. Ahora tienes sangre hasta que te empaches.- Se veía la resistencia en la cara de Ashn pero en el momento en que Nazan colocó el cuello sangrante del guardián bajo su nariz, se tiró al cuello sin pensárselo dos veces.

Me giré hacía la escena que se desarrollaba a mi espalda. Uno a uno los guardianes iban cayendo de mano de la espada Virgen que estaba controlada por Erika.

- “¿Sabes lo qué haces?”- Le dije en sus pensamientos a Erika.

- “Si tú estas cerca todo irá bien. No tengo porqué sucumbir a ella más.”- Dijo mientras peleaba.- “Además ahora sí que la controlo. La siento una parte de mí. ¿Sabes qué significa eso?”

- “Sí, que no todo está perdido”- Es verdad, que Erika tuviera su control era a la vez una maldición y una bendición. Aquella persona que posea la espada controlándola, era capaz de invocar al que llamaban ejército dorado, un ejército invencible formado por seres de la luz y seres de la oscuridad muertos en la batalla.

Poco a poco nos fuimos quedando sin enemigos y Erika dejo de luchar. Yo me quedé estático.

- “Erika cielo, ¿estás bien?- La voz llegaba a mi mente desde el vínculo con Erika.- Se lo que le ha pasado a tu hermana. En seguida estoy ahí, estoy a punto de llegar.- Su voz cambió de cariño a odio.- Ese ángel nos la pagará y Nazan también por ser el traidor de nuestra raza.”

- Izan, mi madre. – Me dijo con la voz estrangulada.- Estará aquí en unos minutos. Ella nunca sale de la hermandad.

Me giré para ver que tal estaba Ashn y Nazan. Ashn ya se había alimentado lo suficiente, su piel había recuperado su color original y tenía un aspecto mucho más saludable. Esta estaba apoyada contra el pecho de Nazan y este le acariciaba la tripa como calmando al bebé. Ambos se miraban con ternura y estaban compartiendo algo maravilloso. ¿Cuándo tendría yo momentos tan bellos y felices como esos? El beso que estaban dándose estaba cargado de anhelo y de promesas de futuro. Pondría la mano en el fuego para lo que tuvieran pensado no les importaba para nada que hubiera una barriga entre medias.

- No te preocupes cariño.- Le dije mientras me acercaba otra vez a Erika.

- Izan yo… yo no quiero luchar contra mi madre.- Dijo bajando la mirada.- ¡Es mi madre por el amor de dios!

- No tendrás que luchar contra ella si no quieres.- La dije mientras la levantaba la cara por la barbilla.- Mi madre también viene para acá. Y de seguro que no está muy contenta con la matanza de su mejor guardia.- Le dije mirándola a la cara.- Pero estoy tan orgulloso de ti.- Y la besé en los labios. Nuestros poderes unidos junto el poder de la espada viajaban como electricidad por nuestros cuerpos. Nuestros labios quemaban donde estaban unidos con el otro. Nos dio igual que hubiera una guerra inminente en breves, ni que nuestras madres se dirigían hacia nosotros para matarnos mutuamente. Juntos éramos invencibles.

Era extraño que nuestras mentes siguieran conectadas y cada uno sintiera lo que sintiera el otro. No se donde comenzaba mi deseo y acaba el suyo, donde empezaba mi amor y acaba el de ella. Era una sensación tan… emocionante. Justo cuando nuestros labios se abrían para dejar unir nuestras lenguas.

- Vaya, vaya, vaya.- Isabella, la madre de Erika apareció en la escena.

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