- No, ella no es un capricho. Si sabes de mi maleficio sabes que llevó 3 siglos esperándola. Difícilmente a eso se le puede llamar capricho. – No podía dejar de decir lo contrario. La cara de Erika estaba iluminada con mi resplandor era tan preciosa que me cortó el aliento. Tuve que respirar para continuar.- Y sí, me convertiría en lo que más odio si eso significa tenerla para siempre, le daría todo lo que tengo y todo lo que soy.- Sí la única forma de estar juntos era que yo me convirtiera, lo haría. Vale, no sería plato de buen gusto que de la noche a la mañana sea lo que he odiado y matado toda mi vida. Pero estoy seguro que todo sería diferente entre nosotros. De hecho podría ser el marido de Erika si así lo quería ella. Erika dejó de mirarme y se volvió a enfrentar a ella.
- Basta mamá. Por favor vete a la hermandad y llévate a tu guardia contigo.- Su voz salía forzada, todos queríamos que todo esto terminase de una vez. – Aquí ya no tienes nada que hacer. Yo ya vengué la muerte de mi hermana.- Dijo agarrando mi mano.
- No, no, y no. No me iré sin ti. Tu madre o no, yo soy la reina y me debes lealtad y obediencia. Por supuesto mataré a aquel que intente ponerse entre nosotras. – Resoplé. Eran tan parecidas, eran igual de cabezotas. Ninguna daría su brazo a torcer, y por simple cabezonería esto podría acabar mal muy mal. Sus ojos fueron a parar a Nazan y Ashn – Tu, traidor.- dijo señalando a Nazan.- ¿Como osas dejar plantada a mi hija para irte con una simple hada bla...?- Su voz fue cayendo de intensidad hasta que no se la escuchó. Se quedó pálida.- ¿Eso… eso que huelo es… un bebé?- Dijo mirando a Ashn, la que cabeceó en señal afirmativa. No sé que es lo que pasó pero dejó de emitir enfado. Me enteré por el vínculo con Erika que “A mi madre siempre le habían gustado los niños. Una de sus reglas era que nunca se dañaba a un bebé o niño fuera de la raza que fuera.” Bueno eso respondía todas mis preguntas.
- Lo siento Isabella.- Dijo Nazan.- Tengo que romper nuestro acuerdo. No sabía que iba a ser padre.- Este era el Nazan que yo conocía, este hombre apuesto y caballeroso, que antepone su propia salud y vida a los demás. Ese era el Nazan ángel. Me fijé en Ashn empeoraba por segundos. ¿Estaba otra vez hambrienta?
- Por supuesto. Tienes una responsabilidad que cumplir. Ahora marchaos los dos ant…- Mi mirada no se había trasladado de Ashn. Si alguien me hubiera mirado en ese momento, sería algo así como los muñecos animados que se les salen los ojos de las órbitas. El alarido de dolor de Ashn me hizo reaccionar. Su nariz estaba sangrando… Eso solo podía significar una cosa. Miré a Erika que tenía cara de susto.
- “Mierda. Ashn se ha puesto de parto.” – Le dije a Erika desde nuestro vínculo. Lo qué de ninguna manera nos esperáramos era que Isabella se acercara corriendo hacía ella.
- ¿Qué te pasa cielo?- Dijo arrodillándose junto a ella.- ¿Qué te ocurre? ¿te duele algo?- Nazan la abrazaba por la espalda sujetándola, su torso haciendo de respaldo. La cara de Ashn estaba blanca y rígida.
- Se ha puesto de parto.- Dije en voz alta a todos los presentes.
- Pero… pero ¿cómo es posible? Solo esta de 3 meses, 4 como mucho.- Dijo Nazan mirándome por fin a la cara como el hermano que fue.
- Mea culpa.- Dije mirando al suelo. Estaba avergonzado. Tendría que haberme dado cuenta de ello.- Bebió de mí y del guardián demasiada sangre, era sangre demasiado antigua, el bebé a madurado más rápido de lo esperado.- Les miré a ambos como pidiéndoles perdón.
- Da lo mismo quién sea el culpable de esto. – Dijo Isabella quitándole hierro al asunto.- Hay que sacarla de aquí ya.- Nos dijo mirándonos a los tres.- Por si no os habéis dado cuenta llevó a doce vampiros conmigo.- Nuestras expresiones no cambiaron.- por sí no lo sabéis no somos inmune al olor de la sangre- dijo señalando a Ashn- y unida a la del bebé, serán irresistibles para nosotros. Escucha Ashn. Te llamas así ¿verdad?- le dijo acariciando su barriga
–Sí…- Hizo un parón por los dolores.- Me llamo Ashn.- Su voz se quebró en la última palabra. Un torrente de sangre empapó el vestido entre sus piernas. Se asustó. - ¿Qué me pasa?- Dijo mirando a Nazan.- No quiero que el bebé muera, haz lo que tengas… que hacer.- Su respiración se hacía más costosa. – Lo que sea. Júralo.-
- Lo juro cariño. – Dijo Nazan apartándole el pelo que se había quedado pegado por el sudor a su cara.
- No te asustes hada. Esto de la sangre es lo normal. Tu cuerpo esta expulsando parte de la sangre de la que te has alimentado por culpa del bebé.- Dijo cogiendo su mano.- Tienes que aguantar.- Le dijo en susurro.- sí comienza ahora el parto estas perdida tu y tu niño. Toda mi guardia es demasiado sanguinaria y no voy a poder contenerlos mucho tiempo. El olor de tu sangre debe de oler desde kilómetro a la redonda. ¿Me has entendido querida?-
Sentía la perturbación de Erika como si fuera mía. ¿Por qué si hace un rato nos quería matar a todos ahora quiere ayudar? Quiere protegerla. Su madre la que nunca hace nada por los demás sin algo a cambio protegiendo al bebé de un hada. Ya pensaríamos en eso más tarde.
- “Debo irme”- Le dije a Erika mentalmente. En su cara se reflejo miedo. Acaricié su cara, era tan preciosa incluso manchada y despeinada seguía siendo lo más bello que había visto en mi vida.
- “¿Por qué?”- dijo con un tono enfadado. Acuné su cara con mi mano. Y la sonreí.
- “Estas tan preciosa cuando te enfadas.”- Hizo un mohín.- “Debó llevarme a Ashn a un sitio seguro y ayudarla a tener el bebé.”- Su cara cambió de enfado a comprensión.
- “Pero… ¿Por qué tú?”- Ella acarició mi mejilla con su mano libre, en la otra seguía llevando la espada.
- “Como ha dicho tu madre, ningún vampiro va a resistir el olor.”- Me encogí de hombros.- “Recuerda Erika. Yo soy un ángel.”- Me dio una señal afirmativa con la cabeza. Y me dio un suave beso en los labios. A mi parecer duro muy poco, el mohín lo hice yo ahora.
- “El resto cuando vuelvas”- Soltó junto con una imagen mental que implicaba una cama y nosotros dos juntos en ella. No me dio tiempo a rebatirlo.
Noté la presencia de mi madre. Estaba muy, muy cerca y por supuesto no venía sola. Debía irme ya, antes de que me pillara allí y nos encontráramos en un fuego cruzado. Corrí hacía Ashn. Les mandé un mensaje a todos los que allí se encontraban no podía pararme a seleccionar mentes.
- “Mi madre llegará en un minuto. Voy a llevar a ashn a un sitio seguro para que tenga al bebé. Vosotros quedaros y luchar, volveré en cuanto pueda.”- Agarré a Ashn de la mano. Miré a Erika por última vez. “Puedes con todos”- Miré a la espada para hacerla comprender. “Confío en ti. Te amo cariño”- Y dicho eso me tele trasporté. Me hubiera gustado quedarme allí, pero sí hacía eso, Ashn y el bebé no lo contarían. Me tele trasporté al único sitio que sabía que ahora estaríamos a salvo, mi hermandad. Todos los ángeles guerreros de mi madre habían partido con ella en mi busca. Es el último lugar al que esperarían que volviera. Además en uno de los sótanos poseemos salas médicas con instrumentos para estos casos.
Aparecimos en uno de los inmensos pasillos de los niveles inferiores. Llegamos hasta la sala de curas y entré. Coloqué a Ashn sobre la camilla, en cuanto su espalda tocó el respaldo dio un grito de dolor.
- Vamos Ashn.- Dije mientras buscaba un paño. En cuanto lo encontré llené un pequeño barreño de agua tibia.- Tranquila.- Pasé el paño húmedo por su cara para limpiar el sudor frío que le recorría sus mejillas.- Todo saldrá bien cariño. -Ashn chillaba de dolor, sudaba y estaba pálida.
- Ya viene Izan. Ya viene.- Dijo en un susurro roto por el dolor. – Creo que no tiene suficiente sitio. – Sus ojos se desbordaron con las lágrimas, que quité con el paño.
- Tranquila Ashn. Todo va a salir bien, te lo prometo. – Le dije mientras le subía el vestido hasta la cintura y plegaba sus piernas como había visto en las películas. Subí el respaldo de la camilla para que pudiera verme la cara desde donde me encontraba. – Vale, en cuanto estés preparada quiero que empujes como si toda tu vida dependiera de ello.- Cogí una toalla que había doblado y colocado a mi lado para limpiar un poco toda la sangre que estaba expulsando.- Venga Ashn, eres capaz de esto. ¡Empuja!-
Costó mucho esfuerzo por su parte. Jadeaba y respiraba entre los gritos pero al final atisbé algo entre sus piernas.
-¡Aaaahh!- con último grito el bebé salió.
- Bien, bien Ashn lo has conseguido.- Dije mientras cortaba el cordón umbilical. Era una preciosa niña. La arropé en una nueva toalla. Mientras Ashn intentaba recuperar la cadencia normal de su respiración, lavé la cabeza de la niña con el paño húmedo. Era una niña guapísima con una pequeña melena rubia y unos ojos azules cielo, eran del mismo color que mi hermano Nazan. – Ashn es una niña lindísima.- Le dije mientras se la acercaba. Pero en cuanto alargó los brazos para cogerla un espasmo de dolor la recorrió. Coloqué a la niña sobre la camilla próxima bien arropada y volví a sus piernas.
En cuanto miré sabía que algo no encajaba. Puse mis dos manos sobre el vientre latía otro corazón. ¡Son dos bebés! ¿Cómo no había sido capaz de verlo?
- Vale Ashn. Quiero que vuelvas a empujar.- Le dije mientras volvía a limpiar sus piernas.
- ¿Qué… pasa…Izan?- Dijo entre jadeos de dolor.
- Viene otro. Necesito que vuelvas a empujar y todo esto habrá acabado, te lo prometo.- En cuanto sus piernas estuvieron más o menos limpias, me preparé para el segundo asalto.
Este costó mucho menos. En menos de 3 minutos tenía su cabeza entre mis manos. Con un último empujón cayó a mis manos que la esperaban. Cogí otra toalla limpia e hice lo mismo que con el anterior. Era otra preciosa niña, ésta en cambio tenía una melena lisa y morena, sus ojos eran grises con motas negras, igualitos que los de su madre. En cambio esta tenía su piel mucho más pálida, más como Nazan.
- Ashn, todo ha acabado. Lo has hecho muy bien preciosa. Se parece a ti, es tan hermosa como tú. Las dos son hermosas.- Mis ojos se llenaron de lágrimas de alivio y felicidad, había traído al mundo a mis propias sobrinas.
-Izan,- dijo con los brazos estirados para que se las acercara. Cogí a la otra niña y me puse una en cada brazo. Se las pasé con mucho cariño. En su cara se reflejaba el verdadero amor. Su mirada de admiración pasaba de una a otra como si no se lo pudiera creer.- Sois preciosas.- Dijo llorando.- No me puedo creer que seas mías.- Las besaba en sus pequeñas naricitas. Suspiro de cansancio y me miró. – Estoy tan cansada. Puedes cogerlas un rato. – Su voz se fue apagando. En cuanto se las quité de encima cayó rendida de cansancio.
Eran tan preciosas. Una de ellas tenía el mismo cabello y otra los mismos ojos que sus padres pero de forma cruzada. Algo no me cuadraba de todo aquello, ¿no se supone que los niños berrean y lloran cuando nacen? Bien ninguna de las dos había mostrado ninguna señal de incomodidad ni ansiedad. Ambas me miraban a la cara y movían los bracitos con pequeños ruiditos de alegría.
Tenía que volver al bosque para ayudar en la pelea o lo que sea que estuviera haciendo mi madre. Pero no podía dejar esto así. En una sala de al lado de la que me encontraba había un baño equipado con un precioso baño y muchas toallas, la bañera era más parecido a un jacuzzi. Dejé a las dos niñas en la camilla al lado de su madre y preparé la bañera con agua tibia. Tenía que lavar a las tres.
Volví al baño primero llevando a Ashn y luego llevando a las niñas. Desnude a Ashn y me metí con ella en el agua. Su cuerpo estaba sanando a una velocidad increíble pero antes se tenía que alimentar un poco para que todo fuera mucho más rápido. Me la coloqué entre mis piernas, mi torso hacía de respaldo para ella. La froté bien con la esponja por todo el cuerpo.
- Ashn, tienes que despertarte. – La dije suavemente. Agarré una cuchilla de afeitar que había preparado para esto y me hice una raja en el mismo lugar que había bebido la última vez. Le coloqué la muñeca en la boca.- Ashn bebe preciosa. – La dije mientras mi otra mano le acariciaba el pelo recién lavado. No se hizo de rogar, comenzó a succionar de la pequeña raja. Y como siempre pequeños espasmos de placer recorrieron mi cuerpo.
Ahora todo era diferente. Mi miembro duro se apretaba contra su espalda. Me había desnudado antes de meterme en la grande bañera. Esta vez tenía que controlarme, no podíamos sucumbir ninguno de los dos. El placer nos nublaba a ambos. Las succiones por parte de Ashn eran cada vez más profundas. Sus gemidos y los míos iban a la par. No creía que fuera a ser capaz de controlarme. La elevé con mi brazo libre. Mi erección era palpable y quería penetrarla. Mi miembro duro estaba a las puertas de lo que quería. Y entonces comenzaron a llorar. Eso me hizo abrir los ojos. Ashn había dejado de alimentarse de mí en el momento en que escuchó el llanto de sus niñas.
Mierda. Casi había sucumbido, era mucho más débil de lo que creía. Sin echarle ni siquiera otra mirada a Ashn, me levanté de la bañera para recoger a las niñas que había dejado en el lavabo envueltas en varias toallas. No le hice caso a mi desnudez, yo había visto denuda a Ashn y ella me había visto a mí, punto. Y las cogí a ambas, eran guapísimas. Me acerqué a Ashn que se despejaba aún en el agua.
- Tengo que volver al bosque.- Dije pasándole una de las niñas desnudas. En cuanto las separé comenzaron otra vez a lloriquear. Me metí otra vez en la bañera con una de las niñas. Me coloqué justo al lado de Ashn, que miraba embelesada a sus bebés. Las bañamos y las limpiamos, eran aún más guapas.- ¿Has pensado como las vas a llamar?- Dije jugueteando con una de sus manitas.
- ¿Eh? A sí claro el nombre.- Me dijo mientras toqueteaba a una de las niñas.- Pues es que no tengo ni idea. Ni siquiera sabía si iba a ser niño o niña y mucho menos me pensaba que fueran a ser dos. - Dijo mirando a la pequeña que tenía en brazos.- Si hubiera sido un niño le iba a poner Nazan. Pero me he quedado en blanco con estas dos bellezas. - Dijo mientras frotaba su nariz con la del bebé que tenía en brazos.- se giro para mirarme a la cara.- Izan ¿sabes si hay algún nombre que le guste especialmente a tu hermano? - me dijo buscando una respuesta en mi cara. Lo pensé. Sabía un nombre que iba perfecto para una de ellas y que le encantaba a mi hermano.
- Uno de sus nombres favoritos es Rous. – Evalué a ambas y volví a probar. – Rous.- La bebé que tenía en brazos Ashn hacía pequeños ruiditos cuando decía el nombre.
-Perfecto, entonces esta niña morenita tan preciosa se llamara Rous ¿Te gusta pequeña?- le dijo jugueteando con ella. Por lo visto le había gustado el nombre. Tiene los mismos ojos que su madre. – Izan, - dijo girándose para mirarme.- me gustaría que le pusieras nombre a la que tienes en brazos. Nunca te podré agradecer todo lo que has hecho por nosotras.- Me quedé mirando a la niña que tenía en brazos. ¿Qué nombre le iría?
- Muy bien rubita guapa, te llamarás… Caryan.- le dije dándole toquecitos en la nariz.- espero que te guste pequeñina. ¡OH dios! Ashn ¿has visto eso?- La niña me estaba sonriendo.- ¡Me ha parecido que sonreía! Es imposible apenas tienen una hora… - dije mirando a ashn estaba sorprendido juraría que la pequeña caryan se había reído.
- Bueno Izan, ten en cuenta que las hadas crecemos mucho más rápido que vosotros o los vampiros. Nuestro crecimiento es el más rápido de todos los seres sobrenaturales. Más o menos a la semana ya gateamos, nuestra maduración es muy rápida hasta los 25 años, y a partir de ahí se ralentiza. El problema es que no estoy muy segura de cómo reaccionaran los genes de Nazan en todo esto, tiene tanto de ángel como de vampiro.-Se levantó de la bañera y salió de ella. En cuanto las dos niñas se separaron un poco comenzaron a lloriquear ambas estirando sus manitas hacía su hermana.
-Ya, ya. Roro ¿qué te pasa cariño?- dijo Ashn meciéndola en sus brazos.- No llores tu hermanita no se va a ningún sitio, está con el tío Izan. – Me miró con una sonrisa de felicidad. Nunca en mi vida había visto tanta felicidad en su cara, creo que se podía palpar en el ambiente. Entonces suspiré.
- Ashn escucha tengo que irme al bosque no se que estarán haciendo Nazan y Erika, pero creo que nada bueno si está mi madre de por medio. – Salí de la bañera dejé a la preciosa Caryan en brazos de su madre y me vestí. – Quédate aquí si quieres, mi habitación solo está a tres puertas sin contar esta.
Las bese a las tres y me encaminé al pasillo. Tenía que ir a por armas para la gran batalla. Pero antes quería intentar algo. Sí estaba en lo cierto el vínculo mental entra Erika y yo era muy fuerte, tendría que ser capaz de comunicarme con ella sin ningún problema. Me concentré en ella.
- “Erika. ¿Todo bien?”- La dije con angustia
- “¿Izan? ¿Izan? ¿Eres tú?”- Me dijo con la voz entrecortada, como sí fuera sometida a un esfuerzo físico importante.- “Tienes que venir aquí en seguida. No sé si voy a poder aguantar mucho más.”- Intenté algo nuevo. Intenté ver por sus ojos, ver lo que ella estaba haciendo. La vi levantar la espada una y otra vez pero siempre se adelantaban a su ataque. El atacante estaba ganando terreno. Pero lo veía demasiado distorsionado, como si de una televisión se tratara. Me concentré en ver la cara de la persona con la que estaba peleando con uñas y dientes contra Erika.
Mierda, la persona con la que estaba luchando era mi madre.
Espero impaciente vuestros comentarios!! Necesitamos saber vuestras opiniones ya sean negativas como positivas, cosas que no os parecen bien, o cosas que os gustaría que cambiase!! Todo es bien recivido para poder modificar y mejorar!!
Muchos besitos!!
Rous
espero con ansia los dos capitulos q faltan...!!!
ResponderEliminarhermoso! *o*
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