Tenía que saber si estaba viva. Desplegué todo mi poder hacía Ashn. Sentí como se separaba de mí y llegaba hasta su cuerpo, rebotando en su piel. Pero lo que más me preocupaba era su corazón.
Respiré aliviado. Su pulso era débil, pero al menos su corazón latía. Chequeé su cuerpo en busca de lesiones o heridas que la estuvieran debilitando y entonces fue cuando escuche algo más. Seguí la dirección de aquel sonido. Pues claro ¿Cómo no me había dado cuenta antes?, el bebé. Sentía la inquietud del feto, estaba asustado por la falta de movimiento de su madre, así que hice lo que pude. Coloqué mis manos en su tripa y le mandé pequeñas ondas de calor y amor. No serviría para siempre, pero en el momento en que llegaron a su pequeño cuerpecito dejo de moverse.
No sé realmente como son los embarazos de los humanos, nunca me ha dado por saber de ellos. Los de las criaturas sobrenaturales duraban alrededor de los 5 meses, dependiendo de la maduración del feto. Nunca en mi vida había presenciado un parto pero no debeía de ser muy complicado. Normalmente siempre había un ángel presente en el momento del nacimiento, ya que tenemos el poder de sanar, ya fuera al bebé como a la madre.
En cuanto el feto estuvo más tranquilo y arropado por mi cariño, me centré en Ashn.
- Ashn. Necesito que te despiertes.- La cogí de los hombros y la zarandeé. – Venga, sé que eres capaz de abrir los ojos. Necesito que me digas qué te pasa.- Estaba casi echado encima suyo. Necesitaba saber qué más le ocurría, qué es lo que le dolía o sentía para que estuviera tan débil.- Ashn – La llame mientras tocaba su mejilla con mi mano.- Iré a buscar a alguien.-
En cuanto pronuncié esa frase sus ojos se abrieron. Pero estos habían perdido su color gris y negro, ahora eran amarillentos. ¿Por qué no me había fijado antes?
En cuanto me di cuenta de mi error ya era demasiado tarde, sus ojos me tenían atrapados. Sabía lo que me estaba haciendo y aún así no podía luchar contra ella. En cuanto me tuvo en su poder no pude hacer nada.
“Lo necesito, Izan” me dijo mentalmente “Estoy demasiado débil para que esto sea diferente. Sí pudiera, sabes que te dormiría. Pero no me queda suficiente poder.” No, no, mierda. Se iba a alimentar de mí y yo iba a sentir todo. Me resigné, no iba a ser tan complicado. Sí no se alimentaba ahora moriría.
“Adelante” Le mande el mensaje mentalmente y antes de que me diera cuenta ya estaba oliendo mi cuello. Me puso al lado de ella. Su lengua seguía el camino de mi vena en un ritmo cadente y lleno de sensualidad que mandaba pequeñas ondas de placer en todo mi cuerpo. Eso unido a mi erección inmortal por mi vampira me estaba matando.
Sus dientes crecieron en su boca raspando mi cuello con pequeñas heridas que no hacían otra cosa que aumentar el deseo. En cuanto se dio cuenta de que estaba dominado por el placer sus dientes encontraron el sitio exacto y penetraron en la piel. En ese momento mi cuerpo se arqueó con una mezcla de dolor y gozo. Sabía que estaba hipnotizado por su poder, me tenía en sus manos. No podía hacer otra cosa que sentir lo que ella me estaba haciendo. Se colocó sobre mí.
Su garganta seguía tragando de mí, sus dientes seguían en mi cuello y su lengua limpiaba la sangre que se intentaba escapar de su boca. Nada de eso me importaba. Mi miembro se sentía estallar cada vez más, daba igual que esta no era la mujer que yo quería conmigo, ni el rechazo que sentía por todo esto. Mi centro del gozo y placer se estaban deleitando con la experiencia.
El animal que guardaba tan bien en mi interior se alzó. Su poder era devastador, el agarre que me mantenía preso se soltó y mi mente fue liberada por la bestia. Abracé a Ashn para que se acercara más a mí, necesitaba el contacto de su piel con la mía. Desgarré su vestido dejándola desnuda. Solté un suspiro de alegría al darme cuenta de que estaba totalmente desnuda a excepción de un minúsculo tanga. Mis manos tocaban cada parte de su cuerpo con pasión, la tenía muy pegada a mi cuerpo. Era piel contra piel.
Sentí sus manos en mi pantalón. Me estaba dejando llevar por la pasión que sentía. En cuanto sus manos rodearon mi miembro y cerré los ojos por el placer, dos cosas ocurrieron a la vez. Adherido a mis párpados tenía la bella imagen de mi princesa, que me miraba con dolor y pavor; y por otro sentí la tripa de Ashn contra la mía con un pequeño movimiento.
- ¡Ashn! Basta, basta- La intentaba apartar de mi cuello.- Por favor- intente ponerme en pie pero ella estaba agarrada a mí. Su cuerpo contra el mío. - ¡Basta Ashn!- Ella seguía bebiendo de mí, tenía que hacerla reaccionar o nos arrepentiríamos.- No es a mí a quien quieres… es a Nazan- En cuanto pronuncié el nombre de mi hermano dio un salto hacia atrás, como si tuviera un resorte y se soltó de mí cuerpo.
- Ay, dios mío. ¿Qué me ha pasado? – Lo dijo cómo si estuviera hablando para sí misma más que para mí.- Lo siento Izan, no sé lo que me ha pasado.- Me dijo mirándome.- De verdad que no quería llegar tan lejos. Pero… tu olor se parece tanto al de Nazan...- Sonó como apenas un susurro.
- ¿Hace cuánto que no te alimentabas?- le dije mientras me incorporaba de la cama. Estaba decidido a dejarlo correr. Mi erección era insoportable, pero tenía que ser fuerte. El dolor que había sentido justo el día anterior volvió a mi cuerpo, atravesándome entero y haciéndome volver a tumbarme.
- ¿Qué te he hecho, Izan?- Ashn se intentó acercar a mí.
- No, no, no te acerques.- Aún iba totalmente desnuda y tenía un cuerpo exquisito. Sus pechos quedaban tapados por su enorme melena dorada y violeta. En cuanto me hube recuperado un poco respire profundamente y cogí su vestido.- Lo siento por lo de la ropa. – Le ofrecí su vestido destrozado.
- Yo no quería que esto pasara. Tenía tanta sed… lo siento tanto.- balbuceó y rompió a llorar.
- No te preocupes Ashn. Nos hemos dejado llevar los dos. Pero yo no puedo dejarme llevar, mi interior – y mi princesa, pensé por dentro- sufre por esto.- No sabía si la visión de Erika sufriendo había sido real o un producto de mi subconsciente. Me levanté y me dirigí a la puerta, sentía una perturbación en la planta baja y quería saber que era.
- Muchas gracias Izan, de verdad. Me encuentro mucho mejor después de alimentarme. No sé por qué tenía tanta sed. Ya sabes que nosotras no necesitamos a penas la sangre, y cuando la necesitamos es en pocas cantidades.- Me miraba con vergüenza pero su cara estaba mejorando por el color.
- La verdad es que no estoy muy seguro de por qué estabas tan necesitada de sangre. ¿Te has planteado que sea una demanda del bebé?- Se quedó pensativa.- Le sentí cuando te exploraba, está bien. Aa… y me dio una patada cuando…ya sabes estábamos en la cama.- volví hasta su lado.- Descansa ashn. Te veré luego.- le di un beso en la mejilla y salí de la habitación.
Salí de la habitación y cerré la puerta a mi espalda. Los guardias seguían allí, por supuesto. Si mi madre daba una orden se cumplía. No se podía rechazar una orden directa de Alishea. Sí Alishea decía que me llevaran hasta ella costara lo que costara así se hacía. Por eso los guardianes se habían comportado así conmigo en el bosque. Claro que no me querían hacer daño pero sí que querían asegurarse de que nada se les escapaba de las manos.
Había dejado a una de las hadas más bellas en una habitación desnuda, apunto de hacérmelo con ella mientras se alimentaba de mí. Un escalofrío de placer me recorrió el cuerpo. Mi mente repasaba los datos una y otra vez. Ashn, la amante de mi hermano. Mi hermano que antes era un ángel y ahora es un vampiro, se va a casar con Erika, mi enemiga mortal y el amor de mi vida. No pude evitar pensar que todo esto era una locura. Y en ese momento me entró la risa, esto era de locos, ¿Cuándo se había convertido mi vida en un culebrón sin darme cuenta?
Me dirigí hacia abajo, a la planta más inferior de la hermandad. Seguí mi instinto hasta las enormes escaleras de caracol de la parte de atrás que llevan directamente hasta la sala de reuniones. Algo se cocía aquí, lo sentía. Se escuchaba la presencia de mucha gente. Entonces caí en la cuenta de que debían de ser “mis invitados” en la alianza.
Bueno, mirando el lado positivo del embarazo, si Ashn estuviera tan enferma mañana como lo ha estado hoy… tal vez pudiéramos ganar algo más de tiempo y aplazar la alianza. La verdad es que el que ahora mismo estaba un poco enfermo era yo, Ashn no se había sobrepasado bebiendo de mí pero necesitaría al menos una hora para recuperarme. Todo esto había sido culpa de mi madre… como la odiaba. Iba sumido en mis pensamientos cuando choqué contra alguien.
- Joder… mira por dónde vas, imbécil - levanté la vista hacía la persona con quien había chocado. Era Nala. Su pelo pelirrojo estaba despeinado, su vestido blanco manchado y rasgado en algunos lugares, y a la altura del pecho derecho unas manchas de sangre.
- Nala, ¿estás bien?- Me acerqué a ella- ¿Qué te ha pasado?- En cuanto me acerqué me vino el olor… Aunque no entiendo muy bien porque la sangre de Nala siempre me ha olido especial y fuerte. Pero había algo más una mezcla de picante y especias… Vampiro.
- No me ha pasado nada Izan. He estado en el bosque. Pasando el rato…- Me dio una sonrisa picara.
- ¿Con un vampiro?- La miré con suspicacia.
- Bueno ¿y a ti que te importa? sí tu ya tienes mascota ¿no?- Todo esto venía por la conversación de ayer.- Bueno pues yo sólo me he buscado a otra.- me miraba con rabia. Su dedo apuntaba directamente a mi cara.
- Nala, ¿Me estás diciendo que te has acostado con el vampiro ese?- La miré con sorpresa.- Pero serás estúpida… ¡Te podría haber matado!- La sobresalté con mi grito.- Y además por si te interesa yo no tengo ninguna mascota, yo estoy enamorado de ella.- Me estaba poniendo furioso por su inconsciencia. Estábamos enfrentados, nuestros cuerpos casi se tocaban y nuestros poderes estaban en todo su esplendor. La onda de nuestros poderes nos rodeaba creando así una burbuja de poder.
- Ya no soy una cría, Izan. Además, al igual que tú, yo hago lo que quiero. Y te aseguro que esto no me lo hubiera perdido ni por todo el oro del mundo. Realmente me lo he pasado muy bien y si a esto le sumas que su sangre estaba realmente buena...- Su poder me rodeaba por lo que sus emociones y sensaciones se hacían mías. Sentí la lujuria que manaba de Nala cuando recordaba su encuentro con el vampiro. ¿Pero qué se había creído esta mocosa?
Entonces hice lo único que se me ocurrió en ese momento, la agarré por el brazo para ver con quién había estado. No era una acción producida por los celos, si no una del tipo hermano mayor. Y así es como vi todo su encuentro a cámara rápida.
Había salido a cazar con furia, deseo y rabia después del encuentro conmigo en la hermandad. En la siguiente imagen, Nala se encontraba a horcajadas sobre un vampiro moreno, sus ojos eran negros azabaches. Y en ese mismo instante Nala se remangó el vestido hasta la cintura y se penetró ella misma con el miembro del vampiro. Si no fuera porque no tenía mucha experiencia en esto de las relaciones sexuales juraría que no era la primera vez que lo hacía.
El torso musculado del vampiro estaba bañado por el sudor. Aquí no había nada de amor, se tocaban con brusquedad y se hacían disfrutar mutuamente mirándose a los ojos, percibiendo lo que el otro sentía. La cadencia de sus cuerpos llegó a un ritmo frenético. La siguiente imagen que me mostró el contacto con ella fue el que ambos se alimentaban mutuamente de sus muñecas.
- Basta Izan, suéltame. No se te ocurra volver a tocarme, has visto suficiente. – Intentaba soltarse de mi agarre.- No te importa lo que hago. Y con quién lo hago tampoco es de tu incumbencia.- Lo dijo entre dientes, su cara estaba de la misma tonalidad que su pelo.- Además, ese chico me gusta bastante así que ni se te ocurra dañarle.- Y en ese momento la solté. Llevaba razón, ya había visto suficiente.
- Muy bien Nala. Llevas toda la razón no es de mi incumbencia. Pero solo te pido que tengas cuidado. No me gustaría que te pasara algo malo…- le acaricié la cara y me fui directo hacía el salón de reuniones.
En cuanto deje a Nala a mi espalda mi cabeza seguía con toda la historia de la boda. Joder, no sabía cómo parar esta locura de la boda. A mi madre estaba claro que no podía recurrir y no me iba a ayudar. No había otra solución. Un plan se estaba formando en mí cabeza. La boda estaba lista, en unas horas Ashn y yo estaríamos casados en contra de lo que nosotros deseáramos. Sólo quedaba el plan tan descabellado y tan eficaz de fugarnos.
Vale, tenía que ponerme en marcha. Cambié de rumbo al patio de atrás. En cuanto estuve en él reuní todo el poder del que fui capaz, y aún era de día. Esperaba que esto diera resultado, si no… estábamos perdidos los cuatro. Mis alas se desplegaron junto con mi poder. Mandé mi poder lejos, hacía Erika, junto con un mensaje:
“Erika cariño, espero que estés escuchando esto. Voy a coger a Ashn. Nos encontraremos contigo a la hora del crepúsculo en el bosque, para fugarnos de toda esta locura. Dile a Nazan que vaya también, Ashn tiene que decirle algo muy importante. Haz lo que tengas que hacer para que los dos estéis allí. Te quiero mi amor.”
Volví a plegar mis alas y mi poder. No tenía mucho tiempo, seguro que mi madre había notado una perturbación en el aire con tanto poder de por medio. Me dirigí a la carrera a la habitación de Ashn. Por supuesto los guardas seguían inmóviles en sus puestos.
- Vengo a ver como esta mi prometida.- No se hicieron a un lado. En cambió uno de ellos me contestó.
- A tu prometida se la han llevado a la primera planta. No se encontraba bien. Hemos llamado a un médico.- Aunque ella no se encontraba dentro, las órdenes de mi madre eran claras y concisas: que no se movieran bajo ningún concepto.
- ¿Sabéis dónde la han llevado?- les pregunté con prisa. Tenía que encontrarla ya, sino oscurecería lo suficiente para así no poder llegar al bosque.
- Está en la tercera puerta a la derecha.- Antes de que hubiera terminado la frase yo ya había salido corriendo escaleras arriba. Esa puerta también estaba custodiada por dos guardianes. Pero a estos no hizo ninguna falta una explicación. En cuanto me acerqué lo suficiente me abrieron paso.
En cuanto entré Ashn giró su cabeza hacía mí. Me dí cuenta de que otra vez parecía enferma. Su piel estaba sudorosa y pálida. Estaba sentada erguida en una silla con una mano en el bulto de su vientre.
- Ashn ¿Estás bien?- La dije acercándome- Otra vez estas pálida- Le examine la cara, su expresión era preocupada.- ¿Tienes sed?
- Me duele el estómago, Izan. El bebé vuelve a tener hambre. Me han traído comida pero no parece ser suficiente. – Me miró a la cara como pidiendo comprensión.- Creo…creo… que quiere sangre de… de… ángel.- En su expresión se mostraba la vergüenza que sentía y la preocupación por el bebé.
- Ashn escúchame, ahora no te puedo dar de beber, no es un buen momento.-Me miraba sin comprender lo que le decía.- Nos vamos a fugar.- Sus ojos se abrieron como platos y su rostro se iluminó.
- ¿En serio, Izan? -Se puso en pie olvidando por un momento que no se encontraba bien.- Pero… ¿A dónde vamos a ir? ¿Cómo vamos a salir? Los guardas están en la puerta, los he escuchado hablar, es una orden directa de tu madre y no se van a mover de su puesto.
- Los mataré si es necesario. Ya está todo preparado. Pero – le coloqué una mano en la tripa – necesito toda mi fuerza y poder, ahora mismo no te puedo dar de beber. – Miré el bulto que asomaba entre su ropa.- ¿Lo entiendes pequeño? Aguanta un poco.- El pequeño se movió bajo mi mano y calmó su dolor. La cara de Ashn recuperó algo de color.
Dejé allí a Ashn, otra idea loca se estaba formando en mi cabeza para lo que sería nuestra fuga de la hermandad.
- ¡Claro! ¿Cómo no se me ha ocurrido antes?- Sobresalté a Ashn con mi revelación.- Ashn, ya se cómo vamos a salir, pero necesito que te agarres muy bien a mí.
Desplegué mis alas otra vez, pero esta vez eran para lo que realmente estaban hechas. Íbamos a escapar volando. Era tan absurdo y sencillo que no sé como a mi madre no se le ocurrió. Sí Ashn hubiera estado en su antigua habitación, en un sótano, no hubiera podido escapar así, pero en la primera planta…
Ashn se agarró a mi cuello quedando su cara tan cerca de mí como para sentir su respiración.
- Ashn, contente un poco ¿vale?. Le he mandado un mensaje a Erika para que nos esperen en el bosque, vendrá con Nazan.- Ashn tenía su cuerpo pegado al mío. El pequeño se removió un poco y Ashn asintió con la cabeza. Esperaba que Erika hubiera captado mi mensaje y que convenciera a Nazan para que también viniera.
- No te preocupes Izan, no te morderé. El bebé sabe que vamos a buscar a su padre y se portara bien.- Note que sonreía. Y entonces salté por la ventana.
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