Me sentía tan débil... ¿Por qué nadie me había dicho nunca que el cansancio emocional era aún peor que el físico?
De verdad, no entendía nada ¿Tenía qué darle algún significado a todo esto? Mis ojos mandaron el mensaje al cerebro, pero mi cerebro estaba cansado. ¿La imagen? La espada de Killian en el pecho de Nazan. Sé que me acompañaría toda la vida. ¿A qué coño jugaba Killian? Sé que mi mente trabajaba a marchas forzadas para encontrar algo de orden y significado entre tanto caos. Mi cuerpo estaba en shock. No podía moverme, tan solo intentar procesar cada imagen que pasaba frente a mí.
En el momento en que Killian hundió su espada en Nazan, éste no se inmutó. El odio que irradiaba Nazan superaba con creces la furia de Killian.
- ¿Qué coño pasa contigo?- Saqué las fuerzas de donde no las tenía. Tenía que hacer algo. Vale que si moría Nazan, se morían también las “esperanzas” de casarme con él, pero me tenía que casar, pasara lo que pasara. El pretendiente era lo de menos.
Quizás fue el cansancio, o las emociones nuevas para mí, pero sin ninguna coherencia necesitaba proteger a Nazan. Lo que pensé que fue un grito, apenas llegó a un susurro. Me encontraba tan débil…
Sé que no me escucharon porque ninguno de los dos hizo ademán de mirarme. Nazan, con la espada clavada en el pecho, agarró a Killian del cuello. En cuanto le enganchó bien, Killian soltó la espada e intentaba con ambas manos deshacerse del agarre de Nazan. Con la mano que Nazan tenía libre se sacó la espada del pecho y la soltó sobre el suelo de madera que recubría mi habitación.
Mi cuerpo caía en la inconsciencia, pero antes tenía que ayudarles. No quería que ninguno de los dos muriera o se dañara por culpa de mis actos. Si yo no hubiera dejado a Nazan besarme ni hubiera estado jugando todos estos años con los sentimientos de Killian…
- ¡Parar! - No se me escuchaba, lo que parecía en mi cabeza un grito en realidad era un simple balbuceo. Y entonces, hice lo que nunca había hecho, expandí mi mente a ambos. - ¡Parar! ¡Parar! ¡Parar! - Y me derrumbé.
Mi sueño no fue tranquilo, ni pacífico. Mi mente otra vez estaba jugando conmigo. ¿Cuándo se terminaría todo esto? No sé como lo hice o lo deje de hacer, pero me encontré dentro del cuerpo de Izan. Mi cuerpo estaba duro y excitado, encima de mí se encontraba alguien alimentándose de mí. ¿Quién sería? Desgarré su vestido. Espera. Ese vestido, ese pelo que podía ver de la cabeza que se encontraba en mi cuello, lo conocía. ¿Cómo se llamaba? ¿Ashn?
Mi Izan alimentando a su prometida y encima disfrutándolo. ¡Ni dormida iba a encontrar algo de descanso? Era algo así como un ente. Mi cuerpo era el de Izan pero en mi alma estaba llorando. En cuanto Ashn rodeó su miembro con la mano, pegué un alarido. ¡Izan!
No sé lo que hice ni como lo hice, pero sé que Izan me sintió o me vio. Pero noté algo más ¿Eso que había golpeado a Izan había venido de la tripa de Ashn? Y entonces me sentí hablar.
- ¡Ashn! Basta, basta- Él intentaba apartarla de su cuello.- Por favor - Quiso ponerse en pie pero ella estaba agarrada a él. Su cuerpo contra el suyo. - ¡Basta Ashn! - Ella seguía bebiendo de él, tenía que hacerla reaccionar o nos arrepentiríamos.- No es a mí a quien quieres… es a Nazan - Y en ese momento volví en mí.
Abrí los ojos de golpe y me incorporé pero un par de brazos me inmovilizaban. Me fijé en la escena. Mi cuarto estaba lleno de gente. ¿Cómo era esto posible?
- ¿Te encuentra bien?- Me preguntó una voz a mi derecha. Era la persona que me tenía agarrada hacía abajo en la cama. Era Killian.
- ¡Pedazo de estúpido!- Le grité con fuerzas renovadas e intentaba golpearle, pero otras dos manos me sujetaron. Me dio igual.- ¿Quién coño te crees?- Seguía gritándole. Su cara era de sorpresa y estupefacción.
- Yo… Yo… pensaba…- Si hubiera podido levantarme le hubiera pegado una buena tunda. Sentí una caricia en el pelo, como si alguien quisiera peinármelo. Me giré solo para darme cuenta de que la persona que me tenía sujeta y me acariciaba era Nazan.
- Tranquila, estoy bien. – Me dio un guiño rápido. Me gustaba este Nazan, pero cuando se enfadaba… era otra persona.- Sólo estaba celoso. Pero en cuanto nos gritaste… Te desmayaste.- Me seguía acariciando.- ¿Estás mejor?- Su cara estaba preocupada de verdad.
- Sí.- Era la verdad, parece que “el sueño” no me había venido mal del todo. Y entonces recordé algo.- Nazan, necesito saber algo.- Estaba atando cabos en mi cabeza.
- Lo que quieras preciosa.- Se sentó junto a mí en la cama. Entonces me fijé en la habitación, estaba llena de gente.
- ¿Por qué está toda esta gente aquí?- Le pregunté mirándolo. Por supuesto, ésta no era la pregunta que se formaba en mi mente. Pero no entendía qué hacían todos en mi cuarto.
- Veras, el mensaje que nos mandaste a Killian y a mi para que paráramos… Digamos que no fuimos los únicos en escucharlo. – Mi boca se abrió. El mensaje mental sólo lo había mandado fuera, pero fuera me refería a esta habitación y no…
- ¿Toda la hermandad?- Le pregunté mirándoles a todos.
- Sí, te escuchó toda la hermandad. – Me había quedado blanca. ¿Desde cuando tenía yo tanto poder? , bueno daba lo mismo. Necesitaba estar a solas con Nazan para preguntarle sobre Ashn.
- ¿Te encuentras mejor cariño?- Mi madre apareció por la puerta. Me transmitía preocupación por mi estado de salud.
- Sí, gracias mamá. Sólo estoy un poco débil. Pero ahora me encuentro mucho mejor, sólo necesito comer un poco.- Me miró y se dirigió a la puerta con los demás. Habían venido todos, incluso la guardia personal de mi madre. Aunque no vi a mi hermana por aquí.
- No te preocupes Isabella. Yo le daré lo que necesita.- Dijo Nazan a mi madre. Como si hubiera dicho las palabras mágicas todos desaparecieron de repente. Todos menos Killian que seguía mirándome con cara de sorpresa.
- Erika, veo que estás mejor.- Me miró con pena.- Entonces creo que me voy a descansar sino me necesitas para nada. Me pasaré a verte después… cuando no estés tan ocupada con tu prometido.- Le echó una mirada de odio a Nazan y se marchó. En cuanto cerró la puerta Nazan ya se encontraba a mi lado.
- ¿Qué querías preguntarme Erika?- Seguía acariciando mi pelo.
- Yo... yo… quería preguntarte sobre Ashn.- Le dije mirándole a la cara. Se quedó pensándolo.
- Vale, te diré lo que quieras. Pero antes debes comer un poco.- Me miró.- Se que hace bastante que no te alimentas y realmente no tienes buena cara.- Joder, era cierto, hacía mucho que no me alimentaba. ¿Cuándo había sido la última vez? Entonces me acordé, Izan, cuando me había salvado la vida. El olor de Nazan se parecía tanto a Izan… Pero no.
- ¡Oh, por favor Nazan! No tienes por qué hacerlo.- Lo decía con la boca pequeña y sin ser capaz de mirarle, recordar ese encuentro me había puesto más hambrienta y caliente.- Me pueden traer lo que necesito.- Cuando le miré ya estaba sin camisa y lo tenia acostado en la cama junto a mí. Prácticamente no me pude resistir a ese olor, entre dulce y salado. Se me estaba haciendo la boca agua. Y no solamente la boca. Su cuello se encontraba a escasos cinco centímetros de mi boca. Se recostó sobre mí y yo me incliné sobre él. Mi lengua lamió su cuello. Noté el latido de su vena bajo ella. Me resistí a morderle pero no pude, penetré su piel con mis afilados dientes.
En cuanto su sangre llenó mi boca, sentí como su fuerza me llenaba el cuerpo. Esto no era ni la mitad de parecido a la sangre de Izan pero, aún así, todo esto no me dejaba fría. Nazan estaba sobre mí bocarriba. Mis pechos estaban aplastados por su espalda. Estaba sentado entre mis piernas, no pude resistirme a abrazarme a él con las piernas. Él llevó su brazo hacía arriba agarrándome la cabeza, acercándome a su cuello. Los gemidos eran imposibles no emitirlos. Mi boca contra su cuello pronunciaba pequeños ruiditos que lo único que hacían era aumentar la locura de Nazan. Y justo en ese instante, con todo el dolor de mi cuerpo, dejé de beber de él. Pero eso no paró a Nazan. Se giró para enfrentarme y me besó con la misma intensidad que hace una hora. Mis labios con su sangre, junto a su lengua, me volvió loca. Por un momento casi sucumbo a su encanto.
- Gracias Nazan.- Le dije separándome de él.- Espero no haber bebido mucho.
- Estoy bien. – Dijo mientras se volvía a poner su camisa.- No te preocupes, tampoco has bebido tanto. – Me miró y me guiño un ojo.- Aunque yo te hubiera dado más, si hubieras querido.- Me lo dijo con una sonrisa pícara, sólo faltaba que se lamiera los labios.
- Ahora vuelvo, voy a ducharme.- Me levanté y me encaminé al baño.
En cuanto terminé de limpiarme y secarme me di cuenta que no había metido ninguna prenda limpia. ¡Mierda! Me puse alrededor una toalla y con la cabeza bien alta salí de mi baño. No le miré y le solté lo primero que me vino a la mente.
- ¿Quería preguntarte que has tenido con Ashn? Bueno no, mejor, ¿cuánto hace que os encontrasteis?- No le escuchaba moverse. Por un momento pensé que me había confundido y se había ido.
- Nos encontramos hace unos tres meses más o menos, pero la estuve buscando hace mucho más tiempo. La deje para venir a buscar a Izan y a mi madre. – Su voz era fría.
- Vale, no hace falta que me cuentes los detalles. Solo quería saber si… habíais tenido relaciones.- Me daba vergüenza preguntarle, no era de mi incumbencia. Pero tenía que saberlo. Cogí mi ropa y me encaminé al baño. Pero Nazan se interpuso.
- No te preocupes, no pasa nada. Además serás mi esposa en breve no tengo por qué ocultarlo.- Me miró con la sinceridad en su cara.- Tuvimos relaciones durante un tiempo. Creo que me enamore de elle. La estuve buscando por mucho tiempo.- Se acercó a mí un poco más. Me besó en los labios y entonces escuché su voz.
“Erika, cariño, espero que estés escuchando esto. Voy a coger a Ashn y nos encontraremos contigo y mi hermano a la hora del crepúsculo en el bosque, para fugarnos de toda esta locura. Dile a Nazan que vaya también, Ashn tiene que decirle algo muy importante. Haz lo que tengas que hacer para que los dos estéis allí. Te quiero mi amor.”
Me quedé helada. Oh, dios mío, es la voz de Izan. ¿Fugarnos? Era la única solución que nos quedaba entonces. Tenía que convencer a Nazan. Él notó que me había quedado rígida y blanca, me miraba extrañado.
- Nazan escucha. Acabo de recibir un mensaje de tu hermano Izan. Quiere que… Que nos encontremos a la hora del crepúsculo en el bosque.- Le agarré del cuello de la camisa.- Tenemos que ir los dos, dice que vendrá con Ashn.- En cuanto dije su nombre, su cara cambió. La información de que habíamos quedado para fugarnos no se la estaba dando pero, en general, no le estaba mintiendo.
- Yo no tengo por qué ir a ningún lado,- Contestó tal y como lo había predicho- No me interesa lo que me tenga que decir Ashn. Ella es agua pasada.- Su cara decía todo lo contrario.- Yo lo que quiero es casarme contigo, ser el rey y tener todo el poder.- En una frase era el hombre dulce y, en otra, el vengador y frío. ¿Cómo podía cambiar así?
- Nazan, por favor.- Le supliqué.- Te daré lo que quieras. Aunque solo sea para despedirnos. Por lo menos deberías de escuchar a Ashn. Tiene que decirte algo muy importante. Por lo que he notado podría estar emb… - Entró mi madre por la puerta, lo que nos hizo separarnos de un salto, aunque no estábamos haciendo nada malo. Nazan me miraba con cara de asombro, estaba casi pálido. Bueno, todo lo pálido que puede estar un vampiro.
-Nazan, ¿Podrías dejarme a solas con mi madre por favor? - Se alejó de mí sin decir nada y salió por la puerta. Me senté sobre la cama mientras Isabella se acercaba.
- Sé que estás enfadada hija mía, pero es lo mejor para ti. - ¿Cómo podía decirme eso? La odiaba con todo mí ser.
- ¡No me casare con él! ¡Nunca! ¡No lo haré y no puedes obligarme! - Le grité con todas mis fuerzas. Tanto tiempo guardándo mis sentimientos me hizo explotar. Lo malo fue que, hubiera sido con mi madre.
- Basta Erika, deja de gritarme. Y deja que te diga que teníamos un acuerdo jovencita, si no elegías un marido para el baile lo elegiríamos por ti, ¿acaso lo as olvidado?- Se acercó a mi – Y la decisión ya está tomada.- Me dijo, haciendo énfasis con su dedo cerca de mi cara.
-¡No, no lo haré, no me casaré con el hombre que ama mi hermana! - Sus ojos se ensancharon.
- ¿Cómo sabes eso? - Los agujeros de su nariz se abrían con su enfado, su respiración se hacía más costosa.- Eso está olvidado ya. Tu hermana ya no lo ama.- Mi madre se estaba poniendo furiosa.
- Me lo ha contado ella, además yo…- Oh dios ¿Cómo se lo digo? Estaba realmente enfurecida.
- Tú… Tú ¿qué? Vamos dime.- Podía notar la rabia que sentía por todo este asunto, recordar lo de Pamv no le gustaba. Era difícil enfurecer a mi madre pero cuando se enfurecía… Despedía ráfagas de poder que podían tumbar a cualquiera. La lámpara de mi habitación empezó a levitar. Oh eso no era bueno, nada bueno. Ya no podía echarme atrás. Se lo iba a contar de todos modos.
- Yo… yo ya estoy enamorada de alguien y no estoy dispuesta a casarme con Nazan - Mi tono fue bajando hasta llegar a un susurro. Realmente mi madre estaba levitando. Todo a mí alrededor estaba casi volando.
- Basta, no me desafíes Erika, haberlo dicho antes y esto no hubiera pasado,- mi madre estaba convencida del hombre del que estaba enamorada era un vampiro- además no hay nadie mejor que Nazan para ti y fin de la discusión.- Me llené de valor y lo solté.
- ¡¡Estoy enamorada de Izan, el ángel!!- Entonces, noté como salía también yo volando y chocaba contra el techo de mi cuarto junto a toda mi habitación y me volvía a estrellar en el suelo con los muebles. No pude ni levantarme. No me atreví a desafiarla más.
- Pero que… ¿qué pasa aquí?- Decía mi hermana irrumpiendo en el cuarto.- Estáis locas, casi destruís la casa.- Miró a mi madre y se espantó.
- Mamá, ¿estás bien? ¿Qué te pasa? ¿Erika que le has hecho?- Dijo todas las preguntas de golpe.
- Yo no le he hecho nada. Sólo le he dicho la verdad. Pero no me quiere escuchar. No amo a Nazan y no me casaré con él, yo estoy enamorada de Izan.- En ese momento, Nazan abrió la puerta. Esto definitivamente iba a ser un desastre. Seguía en el suelo aún con la toalla de la ducha sin atrever a moverme.
-Erika, ¿estás bien? – Me miró con cara de sorpresa, no entendía que ocurría, pero su cara cambió al ver a mi hermana. - ¡¡ Tú!! Tú… ¿Qué haces aquí Pamv?, ¡Deja de seguirme joder!
- No seas tan egocéntrico. Vivo aquí gilipollas. Esta es mi casa y esta es mi hermana.- Dijo señalándome. Se puso blanco del todo.
- Pero no puede ser. ¿Tú eres hermana de la que me arruino la vida? - Me miraba como pidiendo mi confirmación. Podía notar su rabia.
- Basta, estoy harta de los tres.- Dijo mi madre. Nos miró a Nazan y a mí.- Os casareis esta noche, a medianoche, sin falta y no hay nada más que decir - Miró a Pamv.- Vigila a tu hermana. No quiero que salga bajo ningún concepto de aquí. Le traeréis comida si hace falta, lo que necesite.- Se dio la vuelta y salió disparada por la puerta. Me levanté del suelo. A tomar por el culo, pensé. Cogí la ropa que estaba tirada y me la puse allí, delante de ambos. Estaba harta de los dos. Tenía que ir a ese bosque pasara lo que pasara.
- Nazan, por favor. Vamos, aunque sea solo a despedirnos de ellos.- Mi corazón se rompía en mil pedazos. Esta noche era la boda, y yo estaba aquí encerrada y vigilada por mi hermana. -Pamv por favor. Ven con nosotros, acompáñame. Quiero despedirme de… mi ángel.- Y, en ese instante, rompí a llorar. ¿No podían ver ni sentir mi desesperación? Miré a Nazan estaba pensativo. – Nazan, por favor, si no me acompañas me quitaré la vida aquí mismo- Les amenacé a ambos.- Delante de los dos.- Mi mente trabajaba a toda velocidad.- Entonces, te tendrás que casar con mi hermana para ser rey.- Me miró de reojo y asintió.
- De acuerdo hermana, sólo porque no quiero tener que casarme con éste.- Lo miraba de reojo pero yo sabía lo que mi hermana sentía por él. Amor incondicional.
- Bien, pues pongámonos en marcha.- Me sequé las lágrimas y me encaminé a la puerta.
- Pamv ve a decirle a mamá que vamos a dar una vuelta por el bosque. Que vamos a cenar, como una despedida de soltera o algo así. Que he reflexionado y me casaré con Nazan. Te espero fuera. - Mi hermana echó a correr y fue en busca de mi madre mientras nosotros estábamos caminado hacia la salida.
- Erika,- Dijo mirándome- ¿qué es lo que me ibas a decir cuando tu madre entró antes en tu dormitorio?
- Antes cuando me desmayé, tuve una visión con Izan y… Ashn. Creo que ella podría estar em…- Y mi hermana apareció de repente.
- Vámonos. Ya estoy aquí.
- Joder Pamv, siempre tan oportuna. - Le dijo Nazan.
- Ay, perdón, no sabía que estuvierais hablando de algo privado.- Y, entonces, salí corriendo con dirección al bosque. Tardamos más o menos una hora y media en alcanzar el punto exacto. Pero cuando llegamos, no había nadie.
HOla! Niaaa el libro me ha cautivado muchisimo!
ResponderEliminarSigo cada capi! No comento en todos porque a veces me pierdo y luego los leo todos juntos, pero no me pierdo ninguno!
Es un ahistoria muy interesante.
Gracias por subirlo ^^