Me quedé inmóvil. Esto ya pasaba de castaño oscuro. Mi hermano, un vampiro que me quiere matar, liado con un hada blanca que si no hago nada se convertirá en mi mujer en poco tiempo. ¿Podría algo más salirme mal?
Por lo que podía ver, evidentemente ninguno de los dos lo estaba pasándolo mal. Sus cuerpos se mecían ya a una gran velocidad uno contra el otro en un baile sincronizado. Ambos estaban bañados en sudor que recorría de piel a piel. Sus gemidos inundaban mis oídos mientras procesaba toda la información. Tendría que haber salido de allí hace algún tiempo, pero permanecía impertérrito ante la escena. Por supuesto la intensidad del baile aumento y con ello el placer de ambos. Pero no fue eso lo que me hizo salir, en el momento en Ashn ladeo la cabeza para dejarle un camino despejado a Nazan sabía todo lo que iba a suceder. En cuanto sus dientes penetraron en la piel salí de su cabeza con dolor palpitante en todo el cuerpo. Mi erección amenazaba con estallar si no hacía algo pronto. Mi cuerpo se dobló por la fuerza del ardor. Verle morderla sólo había conseguido recordar mi encuentro en el bosque con Erika.
En cuanto me encontré capaz de mantenerme recto me enderecé. Ashn no se había movido de su sitio. Su mirada apuntaba al suelo y de sus ojos caían lágrimas. Me acerqué lentamente a ella. Sabía como se sentía. No se quería casar conmigo porque su corazón le pertenecía a otro. Lástima que le pertenezca a Nazan.
-Perdona, Ashn, no he podido evitarlo. No quería meterme en tus recuerdos, pero…- oh joder ¿Cómo le digo que el chico al que ella ama es mi hermano?
-No te preocupes, sé lo que has visto. Te hubiera podido sacar de mi cabeza en cualquier momento, pero he preferido que lo averiguaras tu mismo.- estaba un poco avergonzada se lo notaba en la cara. Estaba seguro de que ella lo hacía para dejarme claro que incluso si teníamos que casarnos, ella le pertenecía a otro. Debía obtener más información de esto.
-Y dime, Ashn, ¿has sabido algo más de él? ¿Sabes dónde se encuentra?
-Eso que tú has visto fue la última vez que le vi. Llevo 3 meses buscándole. He seguido su rastro hasta Italia, hasta esta ciudad, pero lo perdí de nuevo.- En ese momento levantó la mirada hacía mí.- Ahora ya da igual, no lo encontraré a tiempo, nos casamos en unos días y no…- se le quebró la voz y se le escaparon una lágrimas. ¿Cómo podía explicárselo?
-Escucha Ashn, yo… lo conozco, sé dónde está. Él… está en esta ciudad. Llevabas razón.- cuando se lo dije su cara resplandeció de nuevo. Sus ojos se iluminaron por la esperanza.
-¿De verdad está aquí? ¿Cómo lo sabes? ¿Lo has visto?- se atropellaba con las preguntas.
-Sí, lo he visto. Lo sé de buena mano porqué bueno… él me estaba buscando a mí y al final, me encontró.- su cara se puso pálida, y empezó a sudar.
-Pero Izan, no puede ser, él buscaba a su hermano, ¿Por qué te iba a buscar a ti?- estaba llorando. Sé que ella no se esperaba nada de esto.
-Porque yo soy su hermano, yo soy el hermano que ha estado buscado Nazan durante tanto tiempo para matarlo.- Le dije mientras hacía énfasis con mis manos hacía mí.
-Dime que me estás mintiendo Izan, por favor, no te rías de mí. Tú eres un ángel y él es un vampiro, me estás mintiendo. Tú no eres su hermano -repitió.
-Ashn, ¿No te lo contó?- Estaba seguro de que Ashn sabía toda la historia de ángel y vampiro.
-¿Él qué no me contó?- Su cara era suplicante.
-Nazan era un ángel. No sé muy bien lo que hizo pero le quitaron las alas. - Su cara sufrió un revés.
-Bueno, me da igual, iré a buscarlo de todos modos, lo amo…Además…- la decisión se reflejó en su rostro y salió corriendo.
Salí detrás de ella, pero no la encontré, había salido de la hermandad como una bala. No sabía que un hada pudiera correr tanto.
Llegados a este punto, tenía que hablar con mi madre. Ninguno de los dos quería casarse con el otro y eso era algo que ella debería entender, aunque fuera por la fuerza... ¡Ay, dios, la que me esperaba!, pero debía contárselo todo de una vez por todas. Llamé a la puerta y entré en su dormitorio. Se estaba cepillando el pelo pero aún así, me miró de reojo.
-¿Y bien?, ¿Qué tal ha ido?-me preguntó. Respiré hondo.
-No voy a hacer el ritual con Ashn-dije con toda la calma que fui capaz de reunir.
Mi madre se levantó de la silla con tanta intensidad, que la hizo papilla. Todavía seguía sosteniendo el cepillo y me miraba firme y autoritaria. Ya no había marcha atrás.
-¿¡Cómo…has…dicho!?
-Estoy enamorado de otra y…a Ashn le pasa lo mismo.
-¿Y se puede saber de quién estáis enamorados?-intentó decirlo con calma, pero yo sabía que su furia estaba aumentando a cada momento, a cada frase que pronunciaba y que la contradecía.
-Yo…estoy enamorado de Erika -vi como madre se ponía muy muy tensa, tanto que el cepillo que sostenía sufrió las consecuencias de su agarre. La luz que siempre la acompañaba estaba tomando un color anaranjado y bajo mis pies podía sentir pequeños temblores, provocados por el inmenso poder que estaba desprendiendo.
-¿Y…ella?-su voz se suavizó un poco, o tal vez fuera mi imaginación.
-De mi hermano -los temblores aumentaron de pronto y me hicieron estremecer.
-¡¡¡Ya está bien!!!-gritó-¡¡¡no voy a permitir que iniciéis una guerra porque no hayáis sabido elegir bien a vuestra pareja!!! Un ser Oscuro y un traidor…Jamás aceptaré eso, ¿me oyes?
-Pero, madre…
-¡No!, ¿dónde está ella?, ¿porqué no está aquí, contigo?
-Ha ido a buscar a Nazan-dije con firmeza.
-Muy bien-mi madre esbozó una inquietante sonrisa que daba verdadero miedo- Mandaré que la busquen y, mañana a más tardar, os casaréis, ¿entendido?
Levantó una mano para indicarme que me fuera pero, al ver que no me movía, me sacó a la fuerza con su poder.
¿Qué si podía salir algo peor? Creo que había cumplido el cupo de mala suerte en esta vida. Ahora no solo tenía que hacer la alianza sino que encima… Imposible. No podía ser. Tenía menos de veinticuatro horas para impedir una boda pero, antes que nada, tenía que encontrar a Ashn, al menos antes de que lo hicieran los esbirros de mi madre.
No sabía por dónde empezar a buscar. Pero el olor de Ashn no sería tan complicado de seguir. Aunque faltaba poco para que anocheciera me puse en camino. Si ellos notaban la presencia de Ashn por los alrededores, no se podrían resistir al aperitivo. Tenía que encontrarla, y rápido.
Todo marchaba bien hasta que escuché un grito y me asustó. Eché a correr y me adentré más en el bosque hacía el lugar de donde procedía el grito, cuando llegué, me quedé clavado. Ashn se hallaba en el suelo llorando y, frente a ella…Nazan. Tanto la cara de él como la de ella era de confusión. No me dio tiempo a asimilar la escena. Nazan me atacó.
- Hermanito….llevo tanto tiempo esperando este momento.- Me gritó mientras me agarraba del cuello. Su cara estaba pintada de alegría. ¿Cómo un mismo ser puede demostrar dulzura y crueldad y aún así ser la misma criatura? Mis manos sacaron las dagas de mis bolsillos y con ellas herí ambos brazos de mi queridísimo hermano. Si quería pelea la encontraría.
- Para de luchar contra mí y no lucharé contra ti.- Le dije mientras me aproximaba a él.
- Ni lo sueñes. Llevó un año soñando con matarte.- En ese preciso instante entendí que era su muerte o la mía, no había otra salida. Criaturas de la misma sangre peleando hasta la muerte. ¿Dónde se quedó el amor de hermanos? Y entonces atacó. Me dolía todo esto, me dolía por mí y por Ashn. Había sentido todo el amor que procesaba hacía esta criatura. Pero tenía que hacerlo.
Nuestra pelea se convirtió en una carnicería. Todo lo que él sabía se lo había enseñado yo, desde que era un niño recibió las clases de lucha de mi mano. El refrán de que “el aprendiz supera al maestro” se estaba cumpliendo. Solo en los últimos momentos podía esquivar sus ataques. Estaba a la defensiva y no al ataque, tenía que cambiar eso. Finté y ataque.
-Para o te mato.- Le tenía. Mi daga estaba en su cuello un simple movimiento y le cortaría la cabeza.
-“¡Detente!”- Era la voz de Ashn en mi cabeza.- “No le mates.. por favor Izan…yo…¡¡¡Estoy esperando un hijo suyo!!!”. Me congelé en ese instante. Por eso su rechazo a la boda, por eso le buscaba tan desesperadamente. En ese momento todo encajó en mi cabeza. No podía ser cierto, ¿Ashn, embarazada? Siempre habíamos sabido que los seres de la luz solo podían tener hijos con los seres de la oscuridad y mi hermano era claramente un ser de la oscuridad. Pero si yo me casaba con ella, no habría forma de esconderlo, ya que hasta el momento del nacimiento no sabríamos si el
niño pertenecería a la luz , o a la oscuridad. Y, en caso de que fuera oscuridad, no sería aceptado en la familia. Lo matarían, o lo abandonarían. Pero todavía había otro punto, incluso sí fuera de la luz, no podía hacer pasar ese hijo como nuestro. No podíamos tener hijos sin consentimiento bajo pena de
muerte para ambos…
Y entonces se hizo de noche. Mis poderes se apagaban y me volvía débil a cada movimiento. No podía retener más a Nazan. Entré mis fuerzas y el shock del embarazo me derrumbé. Caí al suelo desmanejado. Nazan no desaprovechó el momento, se deshizo de mí y colocó mi propia daga en mi cuello.
En ese instante la sentí a mí alrededor. Mis poderes volvieron como por arte de magia, mi resplandor se volvió más brillante y mi alas se extendieron en todas su extensión. Pero yo no me estaba fijando en eso. Yo estaba fijo en la figura que había aparecido detrás de Nazan. Erika, mi Erika. Mi dulce princesa.
-Erika-inconscientemente se me escapó su nombre.
-¡Oh!, ¿más compañía?-intervino mi hermano, hasta que se dio cuenta de quién era.- Erika ¿qué haces aquí?
Sus ojos estaban fijos en los míos. Había una nota de alivio en su cara. Y entonces se fijo en toda la escena. Nazan me tenía acorralado y si quería matarme lo podría hacer.
- Nazan no… lo hagas.- Su voz siempre segura y confiada era a penas un simple susurro de terror. Sus ojos estaban desorbitados y eso llamó la atención de Nazan que la miró con otros ojos.
- ¿Qué estas diciendo? ¿Prefieres hacerlo tú misma?- Estaba claro que no sabía lo que le estaba ocurriendo a Erika.
- No… no… baja esa daga.- Estaba totalmente aterrorizada. Él en cambio apretó la daga más fuerte contra mi cuello haciendo que un reguero de sangre cayera por mi pecho. Los ojos de Erika seguían aquel movimiento, en sus ojos se reflejaba el hambre que sentía por ella. Eso solo acusó mi ardor por ella, sus labios y su lengua en mí…. No era momento de pensar en eso.
-¿Qué coño estás diciendo Erika? Tengo que matarle por todo…- Dijo mientras hundía un poco más la punta de la daga en mi cuello. Volvió a mirar a Erika. – Y también querías tú hace unas horas.
La cara de Nazan estaba dominada por la locura, me iba a matar y nada de lo que dijéramos o hiciéramos lo iba a cambiar. Su decisión estaba tomada. Iba a morir esa noche. Por supuesto debía de hacer algo antes. Concentré todos mis poderes en enviarle un mensaje mental a Erika. Nunca lo había intentado. Ni siquiera sabía si sería capaz. Me puse de rodillas, si iba a morir moriría dignamente.
- “Erika te amo”- La miré para saber si estaba escuchándome de verdad. Su rostro se iluminó, estaba haciéndolo bien.- “Perdóname.”
Sabía lo que venía a continuación. Mi propio hermano estaba levantando la mano con la daga para asestarme el golpe que pondría fin a mi existencia.
Por lo que podía ver, evidentemente ninguno de los dos lo estaba pasándolo mal. Sus cuerpos se mecían ya a una gran velocidad uno contra el otro en un baile sincronizado. Ambos estaban bañados en sudor que recorría de piel a piel. Sus gemidos inundaban mis oídos mientras procesaba toda la información. Tendría que haber salido de allí hace algún tiempo, pero permanecía impertérrito ante la escena. Por supuesto la intensidad del baile aumento y con ello el placer de ambos. Pero no fue eso lo que me hizo salir, en el momento en Ashn ladeo la cabeza para dejarle un camino despejado a Nazan sabía todo lo que iba a suceder. En cuanto sus dientes penetraron en la piel salí de su cabeza con dolor palpitante en todo el cuerpo. Mi erección amenazaba con estallar si no hacía algo pronto. Mi cuerpo se dobló por la fuerza del ardor. Verle morderla sólo había conseguido recordar mi encuentro en el bosque con Erika.
En cuanto me encontré capaz de mantenerme recto me enderecé. Ashn no se había movido de su sitio. Su mirada apuntaba al suelo y de sus ojos caían lágrimas. Me acerqué lentamente a ella. Sabía como se sentía. No se quería casar conmigo porque su corazón le pertenecía a otro. Lástima que le pertenezca a Nazan.
-Perdona, Ashn, no he podido evitarlo. No quería meterme en tus recuerdos, pero…- oh joder ¿Cómo le digo que el chico al que ella ama es mi hermano?
-No te preocupes, sé lo que has visto. Te hubiera podido sacar de mi cabeza en cualquier momento, pero he preferido que lo averiguaras tu mismo.- estaba un poco avergonzada se lo notaba en la cara. Estaba seguro de que ella lo hacía para dejarme claro que incluso si teníamos que casarnos, ella le pertenecía a otro. Debía obtener más información de esto.
-Y dime, Ashn, ¿has sabido algo más de él? ¿Sabes dónde se encuentra?
-Eso que tú has visto fue la última vez que le vi. Llevo 3 meses buscándole. He seguido su rastro hasta Italia, hasta esta ciudad, pero lo perdí de nuevo.- En ese momento levantó la mirada hacía mí.- Ahora ya da igual, no lo encontraré a tiempo, nos casamos en unos días y no…- se le quebró la voz y se le escaparon una lágrimas. ¿Cómo podía explicárselo?
-Escucha Ashn, yo… lo conozco, sé dónde está. Él… está en esta ciudad. Llevabas razón.- cuando se lo dije su cara resplandeció de nuevo. Sus ojos se iluminaron por la esperanza.
-¿De verdad está aquí? ¿Cómo lo sabes? ¿Lo has visto?- se atropellaba con las preguntas.
-Sí, lo he visto. Lo sé de buena mano porqué bueno… él me estaba buscando a mí y al final, me encontró.- su cara se puso pálida, y empezó a sudar.
-Pero Izan, no puede ser, él buscaba a su hermano, ¿Por qué te iba a buscar a ti?- estaba llorando. Sé que ella no se esperaba nada de esto.
-Porque yo soy su hermano, yo soy el hermano que ha estado buscado Nazan durante tanto tiempo para matarlo.- Le dije mientras hacía énfasis con mis manos hacía mí.
-Dime que me estás mintiendo Izan, por favor, no te rías de mí. Tú eres un ángel y él es un vampiro, me estás mintiendo. Tú no eres su hermano -repitió.
-Ashn, ¿No te lo contó?- Estaba seguro de que Ashn sabía toda la historia de ángel y vampiro.
-¿Él qué no me contó?- Su cara era suplicante.
-Nazan era un ángel. No sé muy bien lo que hizo pero le quitaron las alas. - Su cara sufrió un revés.
-Bueno, me da igual, iré a buscarlo de todos modos, lo amo…Además…- la decisión se reflejó en su rostro y salió corriendo.
Salí detrás de ella, pero no la encontré, había salido de la hermandad como una bala. No sabía que un hada pudiera correr tanto.
Llegados a este punto, tenía que hablar con mi madre. Ninguno de los dos quería casarse con el otro y eso era algo que ella debería entender, aunque fuera por la fuerza... ¡Ay, dios, la que me esperaba!, pero debía contárselo todo de una vez por todas. Llamé a la puerta y entré en su dormitorio. Se estaba cepillando el pelo pero aún así, me miró de reojo.
-¿Y bien?, ¿Qué tal ha ido?-me preguntó. Respiré hondo.
-No voy a hacer el ritual con Ashn-dije con toda la calma que fui capaz de reunir.
Mi madre se levantó de la silla con tanta intensidad, que la hizo papilla. Todavía seguía sosteniendo el cepillo y me miraba firme y autoritaria. Ya no había marcha atrás.
-¿¡Cómo…has…dicho!?
-Estoy enamorado de otra y…a Ashn le pasa lo mismo.
-¿Y se puede saber de quién estáis enamorados?-intentó decirlo con calma, pero yo sabía que su furia estaba aumentando a cada momento, a cada frase que pronunciaba y que la contradecía.
-Yo…estoy enamorado de Erika -vi como madre se ponía muy muy tensa, tanto que el cepillo que sostenía sufrió las consecuencias de su agarre. La luz que siempre la acompañaba estaba tomando un color anaranjado y bajo mis pies podía sentir pequeños temblores, provocados por el inmenso poder que estaba desprendiendo.
-¿Y…ella?-su voz se suavizó un poco, o tal vez fuera mi imaginación.
-De mi hermano -los temblores aumentaron de pronto y me hicieron estremecer.
-¡¡¡Ya está bien!!!-gritó-¡¡¡no voy a permitir que iniciéis una guerra porque no hayáis sabido elegir bien a vuestra pareja!!! Un ser Oscuro y un traidor…Jamás aceptaré eso, ¿me oyes?
-Pero, madre…
-¡No!, ¿dónde está ella?, ¿porqué no está aquí, contigo?
-Ha ido a buscar a Nazan-dije con firmeza.
-Muy bien-mi madre esbozó una inquietante sonrisa que daba verdadero miedo- Mandaré que la busquen y, mañana a más tardar, os casaréis, ¿entendido?
Levantó una mano para indicarme que me fuera pero, al ver que no me movía, me sacó a la fuerza con su poder.
¿Qué si podía salir algo peor? Creo que había cumplido el cupo de mala suerte en esta vida. Ahora no solo tenía que hacer la alianza sino que encima… Imposible. No podía ser. Tenía menos de veinticuatro horas para impedir una boda pero, antes que nada, tenía que encontrar a Ashn, al menos antes de que lo hicieran los esbirros de mi madre.
No sabía por dónde empezar a buscar. Pero el olor de Ashn no sería tan complicado de seguir. Aunque faltaba poco para que anocheciera me puse en camino. Si ellos notaban la presencia de Ashn por los alrededores, no se podrían resistir al aperitivo. Tenía que encontrarla, y rápido.
Todo marchaba bien hasta que escuché un grito y me asustó. Eché a correr y me adentré más en el bosque hacía el lugar de donde procedía el grito, cuando llegué, me quedé clavado. Ashn se hallaba en el suelo llorando y, frente a ella…Nazan. Tanto la cara de él como la de ella era de confusión. No me dio tiempo a asimilar la escena. Nazan me atacó.
- Hermanito….llevo tanto tiempo esperando este momento.- Me gritó mientras me agarraba del cuello. Su cara estaba pintada de alegría. ¿Cómo un mismo ser puede demostrar dulzura y crueldad y aún así ser la misma criatura? Mis manos sacaron las dagas de mis bolsillos y con ellas herí ambos brazos de mi queridísimo hermano. Si quería pelea la encontraría.
- Para de luchar contra mí y no lucharé contra ti.- Le dije mientras me aproximaba a él.
- Ni lo sueñes. Llevó un año soñando con matarte.- En ese preciso instante entendí que era su muerte o la mía, no había otra salida. Criaturas de la misma sangre peleando hasta la muerte. ¿Dónde se quedó el amor de hermanos? Y entonces atacó. Me dolía todo esto, me dolía por mí y por Ashn. Había sentido todo el amor que procesaba hacía esta criatura. Pero tenía que hacerlo.
Nuestra pelea se convirtió en una carnicería. Todo lo que él sabía se lo había enseñado yo, desde que era un niño recibió las clases de lucha de mi mano. El refrán de que “el aprendiz supera al maestro” se estaba cumpliendo. Solo en los últimos momentos podía esquivar sus ataques. Estaba a la defensiva y no al ataque, tenía que cambiar eso. Finté y ataque.
-Para o te mato.- Le tenía. Mi daga estaba en su cuello un simple movimiento y le cortaría la cabeza.
-“¡Detente!”- Era la voz de Ashn en mi cabeza.- “No le mates.. por favor Izan…yo…¡¡¡Estoy esperando un hijo suyo!!!”. Me congelé en ese instante. Por eso su rechazo a la boda, por eso le buscaba tan desesperadamente. En ese momento todo encajó en mi cabeza. No podía ser cierto, ¿Ashn, embarazada? Siempre habíamos sabido que los seres de la luz solo podían tener hijos con los seres de la oscuridad y mi hermano era claramente un ser de la oscuridad. Pero si yo me casaba con ella, no habría forma de esconderlo, ya que hasta el momento del nacimiento no sabríamos si el
niño pertenecería a la luz , o a la oscuridad. Y, en caso de que fuera oscuridad, no sería aceptado en la familia. Lo matarían, o lo abandonarían. Pero todavía había otro punto, incluso sí fuera de la luz, no podía hacer pasar ese hijo como nuestro. No podíamos tener hijos sin consentimiento bajo pena de
muerte para ambos…
Y entonces se hizo de noche. Mis poderes se apagaban y me volvía débil a cada movimiento. No podía retener más a Nazan. Entré mis fuerzas y el shock del embarazo me derrumbé. Caí al suelo desmanejado. Nazan no desaprovechó el momento, se deshizo de mí y colocó mi propia daga en mi cuello.
En ese instante la sentí a mí alrededor. Mis poderes volvieron como por arte de magia, mi resplandor se volvió más brillante y mi alas se extendieron en todas su extensión. Pero yo no me estaba fijando en eso. Yo estaba fijo en la figura que había aparecido detrás de Nazan. Erika, mi Erika. Mi dulce princesa.
-Erika-inconscientemente se me escapó su nombre.
-¡Oh!, ¿más compañía?-intervino mi hermano, hasta que se dio cuenta de quién era.- Erika ¿qué haces aquí?
Sus ojos estaban fijos en los míos. Había una nota de alivio en su cara. Y entonces se fijo en toda la escena. Nazan me tenía acorralado y si quería matarme lo podría hacer.
- Nazan no… lo hagas.- Su voz siempre segura y confiada era a penas un simple susurro de terror. Sus ojos estaban desorbitados y eso llamó la atención de Nazan que la miró con otros ojos.
- ¿Qué estas diciendo? ¿Prefieres hacerlo tú misma?- Estaba claro que no sabía lo que le estaba ocurriendo a Erika.
- No… no… baja esa daga.- Estaba totalmente aterrorizada. Él en cambio apretó la daga más fuerte contra mi cuello haciendo que un reguero de sangre cayera por mi pecho. Los ojos de Erika seguían aquel movimiento, en sus ojos se reflejaba el hambre que sentía por ella. Eso solo acusó mi ardor por ella, sus labios y su lengua en mí…. No era momento de pensar en eso.
-¿Qué coño estás diciendo Erika? Tengo que matarle por todo…- Dijo mientras hundía un poco más la punta de la daga en mi cuello. Volvió a mirar a Erika. – Y también querías tú hace unas horas.
La cara de Nazan estaba dominada por la locura, me iba a matar y nada de lo que dijéramos o hiciéramos lo iba a cambiar. Su decisión estaba tomada. Iba a morir esa noche. Por supuesto debía de hacer algo antes. Concentré todos mis poderes en enviarle un mensaje mental a Erika. Nunca lo había intentado. Ni siquiera sabía si sería capaz. Me puse de rodillas, si iba a morir moriría dignamente.
- “Erika te amo”- La miré para saber si estaba escuchándome de verdad. Su rostro se iluminó, estaba haciéndolo bien.- “Perdóname.”
Sabía lo que venía a continuación. Mi propio hermano estaba levantando la mano con la daga para asestarme el golpe que pondría fin a mi existencia.
HOla!
ResponderEliminarAcabo de descargar los capi que van hasta el momento y solo quería darte las grcias por subirlos ^^
Un besitooo